🌍 Día de la Tierra 2025: Nuestro poder, nuestro planeta Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
22 abril, 2025
Este 22 de abril conmemoramos el Día Internacional de la Tierra, una fecha instaurada hace 55 años para recordarnos que este planeta azul —el único que conocemos capaz de albergar vida— necesita cuidados urgentes. En este 2025, la campaña global impulsada por EarthDay.org lanza un llamado contundente: “Nuestro poder, nuestro planeta” (Our Power, Our Planet), centrando la atención en la aceleración de la transición energética global como una de las acciones más urgentes frente a la crisis climática.
De la celebración a la acción: el trasfondo científico
El Día de la Tierra no es un mero recordatorio simbólico. Es una respuesta estructurada a una creciente preocupación científica: el cambio climático no es una posibilidad futura, es una realidad en marcha. Desde el inicio de la Revolución Industrial, la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera ha aumentado más del 50 %, pasando de unas 280 ppm (partes por millón) a más de 420 ppm en la actualidad, según registros del Observatorio de Mauna Loa y la NOAA.
Este incremento ha provocado un aumento sostenido de la temperatura media del planeta. El año 2023 fue el más cálido registrado en la historia, y se espera que 2024 y 2025 continúen esa tendencia. Los efectos están a la vista: incendios forestales sin precedentes, olas de calor extremas, sequías prolongadas, pérdida de biodiversidad, acidificación oceánica y retroceso acelerado de glaciares.
La ciencia ha sido clara: si queremos mantenernos por debajo del umbral crítico de 1.5 °C de calentamiento global, debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular CO₂ y metano (CH₄), y hacerlo rápidamente.
Energía limpia: el núcleo del lema 2025
Por eso, el lema de este año nos sitúa en el corazón del problema: la energía. La quema de combustibles fósiles —carbón, petróleo y gas natural— representa cerca del 73 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, de acuerdo con el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático).
La campaña “Nuestro poder, nuestro planeta” exige a gobiernos y corporaciones:
- Triplicar la generación de energías renovables para 2030.
- Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles.
- Inversiones masivas en infraestructura energética limpia y justa.
Energías como la solar, eólica, hidroeléctrica, geotérmica y mareomotriz no solo son más sostenibles, sino que también se han vuelto cada vez más viables y accesibles. El costo de los paneles solares, por ejemplo, se ha reducido en más del 80 % desde 2010.
México y su papel clave
México se encuentra entre los países más vulnerables al cambio climático, pero también con un enorme potencial en energías limpias. Nuestro territorio posee zonas con alta radiación solar, vientos constantes y actividad geotérmica significativa, además de contar con una de las biodiversidades más ricas del planeta.
Sin embargo, también enfrentamos grandes desafíos: la falta de inversión sostenida en infraestructura renovable, la dependencia de gas natural importado, y una débil regulación ambiental. El Día de la Tierra debe servirnos como recordatorio para exigir y construir un modelo energético justo, soberano y sostenible.
A menudo pensamos en el cambio climático como un problema lejano o demasiado complejo. Pero lo cierto es que nuestro estilo de vida tiene consecuencias globales. Cada decisión cuenta: desde el tipo de transporte que usamos, hasta la comida que elegimos o la electricidad que consumimos.
A nivel individual, nuestras acciones pueden parecer pequeñas. Pero cuando mil millones de personas hacen un cambio, no es pequeño. Como ciudadanía global, tenemos el poder de cambiar hábitos, exigir políticas públicas más ambiciosas y participar activamente en la defensa de nuestro planeta.
Nuestro poder es real. Nuestro planeta lo necesita.
La Tierra no necesita que la salvemos. Lo que necesita es que cambiemos nuestra relación con ella. Que dejemos de verla como un recurso inagotable, y comencemos a verla como nuestro hogar común, frágil, precioso e irreemplazable.