El cometa interestelar 3I/ATLAS sorprende: ¿qué explica su misterioso cambio de color? Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
15 septiembre, 2025
El cometa 3I/ATLAS, también conocido como ATLAS 3I, es uno de esos rarísimos viajeros interestelares que de vez en cuando cruzan nuestro vecindario cósmico. Fue detectado en julio de 2025 por el sistema de alerta ATLAS, diseñado para identificar objetos cercanos a la Tierra. Su órbita hiperbólica confirma que no pertenece al sistema solar: viene de mucho más allá, de otra estrella, y simplemente está de paso.
El hallazgo es valioso porque hasta ahora sólo se han confirmado un par de visitantes de este tipo: el famoso ‘Oumuamua y 2I/Borisov. Estudiar a ATLAS 3I nos permite comparar su composición y comportamiento con los de los cometas “locales”, y así obtener pistas sobre cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios en otras regiones de la galaxia.
El reciente cambio de color
Lo que ha llamado la atención en las últimas semanas es que ATLAS 3I no sólo ha mostrado cambios en su forma, sino también en su color. Durante el eclipse lunar total del 7 de septiembre de 2025, las cámaras captaron al cometa brillando con un intenso tono verde. Este detalle sorprendió a los astrónomos, pues en observaciones anteriores el objeto había mostrado una coma rojiza o más apagada.
El color verde en cometas suele estar relacionado con moléculas de carbono diatómico (C₂), que emiten esa tonalidad al interactuar con la radiación solar. Sin embargo, en estudios previos ATLAS 3I parecía carecer de esas moléculas en cantidades significativas. Esto ha llevado a pensar que, conforme se acerca al Sol, el calor podría estar liberando compuestos que permanecían atrapados en capas internas, entre ellos dióxido de carbono o incluso cianuro, lo que explicaría la variación cromática. Otra posibilidad es que el tamaño y la naturaleza de las partículas de polvo e hielo en la coma estén dispersando la luz solar de forma distinta, modificando el color que vemos desde la Tierra.
En cualquier caso, este cambio de aspecto revela que el cometa está “despertando” al entrar en una zona más cálida del sistema solar, y nos ofrece una ventana privilegiada para estudiar su química y su estructura interna.
¿Tecnología extraterrestre?
El interés por ATLAS 3I no es únicamente científico. En medio de la expectación por su comportamiento, el astrónomo Avi Loeb, profesor de Harvard conocido por sus teorías polémicas, sugirió que este cometa podría no ser natural, sino un artefacto tecnológico de origen extraterrestre. Según Loeb, el brillo cambiante, su velocidad y ciertas propiedades inusuales justifican al menos considerar esa posibilidad.
Sin embargo, la mayoría de la comunidad científica se mantiene escéptica. La NASA fue clara en su respuesta: hasta ahora, todas las observaciones encajan perfectamente con lo que se espera de un cometa interestelar. “Se comporta como un cometa, hace lo que hacen los cometas”, afirmó Tom Statler, científico de la agencia espacial. No existe evidencia que sugiera que ATLAS 3I sea otra cosa que un cuerpo natural, aunque su rareza y sus peculiaridades lo hagan especialmente interesante.
Lo que viene
ATLAS 3I continuará acercándose a su perihelio, el punto más cercano al Sol, en los próximos meses. A medida que lo haga, los astrónomos esperan que libere más gases y partículas, lo que permitirá observar nuevos cambios en su brillo y en su composición. Cada medición espectroscópica, cada imagen obtenida, será una pieza más del rompecabezas sobre qué materiales lo conforman y de qué procesos proviene.
En definitiva, 3I/ATLAS es un recordatorio de que el universo siempre guarda sorpresas. Su repentino resplandor verde y las especulaciones que ha desatado nos muestran cómo la ciencia avanza entre la curiosidad y la evidencia. Puede que no sea una nave extraterrestre, pero sin duda es un visitante que trae consigo un mensaje: allá afuera, más allá de nuestro sistema solar, existen mundos y materiales que aún estamos apenas comenzando a descubrir.