30 años después del desastre nuclear, la vida silvestre prospera en Chernóbil Copiar al portapapeles
POR: Antonio Medina
10 junio, 2019
En las últimas semanas la historia de Chernóbil ha estado en boca de todos y es que gracias a la serie de televisión de HBO, este pueblo en Ucrania ha retomado la importancia que tuvo a mediados de la década de los 80, cuando el sábado 26 de abril de 1986, tras la explosión de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, este lugar se convirtió en el accidente nuclear más grave y catastrófico de la historia.
Como era de esperarse, la radiación generada por esta explosión devastó la flora y fauna en los alrededores de la planta. Todo el bosque de pinos que existía en un radio de 4 kilómetros cuadrados se tornó de color marrón dorado y terminó muriendo, ahora se conoce como el “Bosque Rojo”. En un radio más amplio, de entre 20 y 30 kilómetros alrededor del reactor, se incrementó considerablemente la mortandad de la flora y la fauna, así como el índice de esterilidad.
Pero hoy, más de 30 años después, en la zona de exclusión que se impuso tras el accidente (más de 1,600 km2 alrededor del reactor nuclear), la naturaleza ha regresado paulatinamente. Fauna como liebres, ciervos, venados, alces, y jabalíes, han repoblado la zona del desastre y se pueden observar en los alrededores. La presencia de estos animales también ha atraído a sus depredadores naturales como zorros, mandadas de lobos e incluso uno que otro oso pardo.
Las aves también han regresado a la zona, al sentir que la radiación ha ido disminuyendo. Ahora se pueden ver cuervos, pájaros cantores, aves de presa e incluso cisnes en los en los estanques de agua, los que también muestran diferentes tipos de vida más allá de los peces, como los castores, que conforman ahora una población generosa.
Los estudios
El proyecto TREE (TRansfer-Exposure-Effects), dirigido por Nick Beresford del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, da un claro ejemplo de la diversidad de la vida silvestre en el área. Como parte de este proyecto, se instalaron cámaras de detección de movimiento durante varios años en diferentes áreas de la zona de exclusión. Las fotografías revelan la presencia de abundante fauna en todos los niveles de radiación. Estas cámaras registraron la primera observación de osos pardos y bisontes europeos dentro del lado ucraniano de la zona, así como el aumento en el número de lobos y caballos Przewalski, una subespecie en peligro de extinción que fue introducida en la reserva.
Otro estudio de este tipo, llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Ecología del Río Savannah de la Universidad de Georgia, valida los hallazgos de que las poblaciones de vida silvestre son abundantes en el sitio. En el estudio se catalogaron 14 especies de mamíferos y no encontraron ninguna evidencia que sugiera que las poblaciones están suprimidas en áreas altamente contaminadas. Este regreso de la fauna y la flora en una zona que durante mucho tiempo se pensó era inhabitable, nos demuestra la gran resiliencia que muestran muchas especies, y nos hace cuestionarnos acerca de la influencia humana en el ambiente, pues al parecer el ser humano podría ser más nocivo para la naturaleza, que el peor accidente nuclear en la historia.