Voyager 1 envía información confusa Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
15 junio, 2022
Salió al espacio en 1977 y en sus casi 45 años de viaje espacial sigue enviando datos a la Tierra; sin embargo, estos son ilógicos. Para este momento la información que envía es sobre densidad de plasma, campos magnéticos y rayos cósmicos; sus otros instrumentos se desactivaron hace tiempo para ahorrar energía.
Si creyéramos en los datos que llegan a la Tierra habría que pensar que su antena principal se desvió y ya no apunta hacia la Tierra pero aún se reciben. Lo que sea que esté pasando con la nave espacial que se ha alejado más de nuestro planeta tiene desconcertados a los encargados de su operación aquí en la Tierra.
Una misión histórica que ha llegado más lejos que ninguna otra
Aunque su nombre pueda hacer creer lo contrario, la Voyager 1 despegó un mes después de su gemela, la Voyager 2. Ambas ya han salido de la zona de influencia del Sol y viajan por el espacio interestelar. Como sus trayectorias son distintas, Voyager 1 ha viajado más lejos que su gemela. Actualmente se encuentra a más de 20 horas luz de distancia de la Tierra y avanza a 60 mil kilómetros por hora.
Su objetivo original fue estudiar a los dos gigantes gaseosos de nuestro sistema solar: Júpiter y Saturno. Tardó dos años en llegar a Júpiter, del que aprovechó su gravedad para tomar impulso, un año después llegó a Saturno. Estos dos planetas ya habían sido visitados antes por un par de sondas, las Pioneer.
Las cámaras de las Voyager nos ayudaron a redefinir lo que sabíamos de estos dos gigantes y su entorno. Detalles como la cobertura helada de Europa, los volcanes de Io, los impactos de asteroides o la estructura de los anillos de Saturno fueron parte de sus descubrimientos, por mencionar algunos. Ya muy lejos de sus objetivos originales, también obtuvieron la fotografía de los integrantes de nuestro sistema solar juntos.
Los técnicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA) creen que su combustible llegará a niveles críticos para 2025. Las Voyager funcionan con energía nuclear, específicamente con un reactor de plutonio. Cuando su energía se agote, las Voyager seguirán su camino por el espacio, aunque dejarán de emitir señales hacia la Tierra. En este momento la Voyager 2 sigue enviando información de forma correcta pero algo pasa con la 1.
Las señales de la Voyager 1 llegan a la Red de Espacio Profundo. Las antenas de esta red se ubican en California, Australia y Madrid. Para comunicarse con ella se requieren periodos de casi dos días para enviar un mensaje y obtener respuesta. Por la distancia a la que se encuentra, pasan 20 horas y 33 minutos para que un mensaje se envíe, después hay que esperar otro periodo igual para recibir la respuesta.
Entre los datos que envía la Voyager 1 está la posición de su antena. El Sistema de Control y Articulación de Actitud (AACS) es el encargado de mantenerla apuntando hacia la Tierra. El problema actualmente es que las lecturas de este sistema no coinciden con lo que ocurre: los datos de la sonda espacial siguen llegando a la Tierra. Pareciera que los datos de telemetría se estuvieran generando aleatoriamente. Por ahora no hay una explicación clara sobre lo que está pasando.
Las Voyager cuentan con un modo seguro. Si se detectara algún fallo coenzaría a funcionar un sistema automático de protección. En ese estado permanecerían únicamente las funciones vitales para dar tiempo a que los ingenieros hagan un diagnóstico y solucionen el problema. Sin embargo, la nave se mantiene como si todo estuviera funcionando bien y los datos siguen llegando a la Tierra.
"No se equivoquen, hubo problemas, incluso desde que estoy en la NASA, que realmente eran preocupantes sobre la Voyager; el equipo lo ha resuelto", menciona Thomas Zurbuchen, quien es administrador asociado en la NASA para la Dirección de Misiones Científicas. "Pero también, si un día, ya no está resuelto, es un éxito inmediato y debemos sacar el champán", agrega para recordar que ya se trata de una misión histórica.
Cuando despegó lo hizo con una esperanza de vida útil de 5 años. No obstante, 45 años y 23.3 mil millones de kilómetros después a nadie le sorprendería que llegue el momento de su jubilación.