Algunos mitos sobre la llegada a la Luna Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
20 julio, 2022
Aunque los hechos siempre hablarán por sí mismos, hay eventos que siempre han despertado teorías de conspiración. Uno de ellos es la llegada del Apolo 11 a la Luna el 20 de julio de 1969. Aunque hay una larga lista de misiones que han visitado nuestro satélite natural antes y después, con y sin tripulación, las sospechas permanecen.
Para recordar aquel momento histórico, dejamos algunos mitos que desacreditan la llegada a la Luna y algunas notas para refutarlos.
Una iluminación televisiva. En las imágenes que se transmitieron del alunizaje es posible ver detalles como la superficie lunar o a los astronautas. Para muchos esta es una evidencia clara de un montaje en un set televisivo pero olvidan algo que todo estudiante de fotografía con poco presupuesto ha comprobado alguna vez. Sí, es cierto que el Sol es la gran fuente de luz en nuestro sistema solar, pero la luz no sólo se emite, también se refleja.
Al caminar por la playa en una tarde soleada estamos tan llenos de luz como en aquel set imaginario del que hablan los negacionistas. Lo mismo pasa con la nieve, las superficies de color metálico como el aluminio casero que ha salvado más de una sesión fotográfica casera e incluso las hojas de papel. Quizá una imagen llena de sombras sería más convincente para algunos pero de ser así, también sufriríamos de falta de iluminación en nuestro propio planeta.
¿Quién creería en una foto espacial sin estrellas? El 1º de septiembre de 1902 se estrenó la primera película de ciencia ficción de la historia: “Un viaje a la Luna” de Méliès, incluso ahí se veían claramente las estrellas, para muchos es ridículo que la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA) haya olvidado este detalle. Sin embargo, ignoran algo que podemos comprobar todos aquellos que tenemos una cámara fotográfica con funciones básicas. Los lentes atrapan luz, mientras más tiempo se abren más luz entrará y si ese tiempo es corto entrará menos luz.
Si las cámaras que registraron la llegada del hombre a la Luna hubieran tenido un tiempo de exposición suficiente para mostrar las estrellas, los objetivos cercanos brillarían mucho, como en aquella canción de León Larregui.
Hay sombras en diferentes direcciones. Regresando con las luces, para muchos la dirección de las sombras en las imágenes del Apolo 11 y sus tripulantes son una prueba clara de múltiples fuentes de iluminación. Si tuviéramos una superficie lisa, como la de ese set televisivo imaginario, serían necesarias diferentes luces para conseguir sombras que apunten en direcciones distintas, pero el suelo lunar es irregular, con subidas, bajadas, cráteres o piedras. Es importante recordar que los registros gráficos sobre aquel alunizaje tienen únicamente 2 dimensiones.
Una maqueta, sin la base lisa que se consigue en cualquier papelería, y una cámara casera ayudarán a resolver dudas a los escépticos. Después de eso quizá descubran que no hay incongruencias en las sombras de la llegada a la Luna.
No existe un cráter de aterrizaje. La Luna está llena de cráteres, ¿por qué el módulo de aterrizaje no creó uno nuevo? La presión que ejerció el módulo al aterrizar fue de 1.5 libras, equivalente a 10,342.1 pascales en el sistema internacional. Esta es una cantidad realmente pequeña; si se compara, por ejemplo, con el golpe de un boxeador que de acuerdo a su peso y altura puede ejercer entre 447 y 1,066 libras por pulgada cuadrada. Con una cachetada tan débil la probabilidad de crear un cráter nuevo era muy pequeña.
Aquí aparece otra supuesta prueba del fraude que es la falta de una nube de polvo en la zona de alunizaje. Si la presión fue mínima y la Luna no tiene aire, no podía esperarse que ocurriera pero hay quienes creen fielmente que debía ocurrir para ser real.
¿La bandera ondea sin viento? Para continuar con el viento y la Luna, una de las consignas más comunes para negar la llegada a la Luna es que la bandera ondea. Se pide un efecto con viento que mueva el polvo pero se niega otro que aparentemente lo incluye. Un poco de atención en el contorno hará notar que la bandera no ondea, tiene un soporte en forma de escuadra diseñado para que se extienda. Aún así, la bandera mantiene arrugas. Este diseño pareció una buena idea para recrear un ícono que ya era popular en el imaginario estadounidense. Y con un poco más de atención queda claro que esa forma no tiene nada parecido a movimiento a causa de la brisa.
Sobrevivir a la radiación mortal. En la magnetósfera terrestre se encuentran los cinturones de Van Hallen. Ahí hay una gran concentración de partículas cargadas que provienen del viento solar. Si alguien carente de protección permaneciera ahí por mucho tiempo, la radiación lo mataría, afortunadamente el Apolo 11 pasó rápidamente y nadie salió herido; atravesar esa región tomó alrededor de una hora. Bajo la lógica de este argumento negacionista es mejor no salir de casa porque unos segundos de exposición al Sol nos garantizaría adquirir cáncer de piel.
Las rocas lunares son falsas. Algunas personas traen arena o rocas de la playa. Los tripulantes de las misiones Apolo hicieron algo similar pero hay quienes creen que estas son falsas. Ya sea que sea que provienen de meteoritos o fueron hechas artificialmente, esas piedras no vienen de la Luna porque nadie ha ido a la Luna, creen algunos. Los fragmentos de la Luna que se han encontrado en Antártica como meteoritos existen pero no son las únicas muestras que se tienen. Unos han servido para confirmar el origen de los otros y viceversa. Hay una forma de reconocer a los que atravesaron solos la atmósfera y a los que viajaban en contenedores protegidos de la caída: al atravesar la atmósfera se oxidan y también se cubre de llamas.
Las muestras tomadas durante el programa Apolo no pasaron por ese proceso, ahora los chinos podrían confirmarlo también con las muestras que trajo recientemente la misión Chang’e 5.
Parte del encanto de las teorías de conspiración es que hacen creer a sus seguidores que han ido más allá y encontraron algo que el resto de los mortales somos incapaces de ver. Un buen ejercicio que propone la ciencia es siempre poner a prueba todo. Los mitos sobre la “falsa” llegada a la Luna ya han sido desmentidos muchas veces y aún así muchos siguen creyendo en ellos.
Mientras tanto, se cumple otro año de aquel primer paso de un hombre que continúa ofreciendo un salto a la humanidad.