El James Webb observa la nebulosa de Orión Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
13 septiembre, 2022
La Nebulosa de Orión se ubica al sur del cinturón de la constelación del mismo nombre. También se conoce como Messier 42, M42 o NGC 1976. Es posible observarla a simple vista. Recientemente, el Telescopio Espacial James Webb ha capturado imágenes que la muestran con una definición nunca antes vista.
Esta nebulosa es un criadero estelar ubicado a 1,350 años luz de distancia. Las nuevas imágenes son resultado de un proyecto que lleva varios años mirando hacia esa región del cielo.
Una imagen con una historia larga
Las operaciones del James Webb comenzaron este año. Sin embargo, el estudio de esta región del cosmos por parte del equipo de astrónomos comenzó hace un lustro. "Estamos sorprendidos por las impresionantes imágenes de la Nebulosa de Orión. Comenzamos este proyecto en 2017, así que hemos estado esperando está información desde hace más de 5 años", menciona Els Peeters, quien es profesora en la Universidad del Oeste de Ontario (UWO) en el Instituto de Exploración de la Tierra y el Espacio. Ella fue codirectora de la investigación.
Las imágenes forman parte del Programa de Ciencia de Liberación Temprana para Regiones de Fotodisociación para Todos (PDRs4All ID 1288). En él participan investigadores de 18 países. La nebulosa es un objetivo de interés científico por su estado de formación estelar. “Estas nuevas observaciones nos permiten comprender mejor cómo las estrellas masivas transforman la nube de gas y polvo en la que nacen”, detalla Peeters.
En las nuevas imágenes capturadas por el Webb se reconocen estructuras espectaculares dentro de la nebulosa. Su escala es comparable a la de nuestro Sistema Solar. Los datos que ofrecen estas nuevas imágenes ayudarán a comprender mejor el proceso de formación estelar.
“Las estrellas jóvenes masivas emiten grandes cantidades de radiación ultravioleta directamente en la nube nativa que aún las rodea, y esto cambia la forma física de la nube, así como su composición química. Aún no se sabe con exactitud cómo funciona esto y cómo afecta a la formación de estrellas y planetas”, señala Peeters. En las imágenes se aprecian crisálidas de formación donde las estrellas jóvenes están rodeadas por discos de polvo.
Específicamente en la Nebulosa de Orión se han identificado casi 180 discos de formación extremadamente iluminados. En ellos los discos se disipan en un proceso de “foto-evaporación” a causa de los altos niveles de radiación. HST-10 es uno de los ejemplos de mayor tamaño, es comparable al área que abarca la órbita de Neptuno.
En las imágenes captadas por el Webb también se reconocen filamentos. Aparecen varios de ellos en distintas formas. Estos son ricos en moléculas de hidrocarburos e hidrógeno. Se cree que en ellos hay un movimiento turbulento de gases dentro de la nebulosa. “Vemos claramente varios filamentos densos. Estas estructuras filamentosas pueden promover una nueva generación de estrellas en las regiones más profundas de la nube de polvo y gas. Sistemas estelares en formación también aparecen”, comenta Olivier Berné, quien es científico en el Instituto de Astrofísica Espacial (IAS) de la UWO y fue codirector de la investigación.
Una de las regiones más atractivas para los investigadores en la Nebulosa de Orión es el “Cúmulo del Trapecio”. Ahí se forman estrellas jóvenes masivas que emiten radiación ultravioleta intensa. Comprender este tipo de formaciones ayudará a comprender la formación estelar en sistemas parecidos al nuestro.
“Ver estas primeras imágenes de la Nebulosa de Orión es solo el comienzo. El equipo de PDRs4All está trabajando duro para analizar los datos de Orión y esperamos nuevos descubrimientos sobre estas primeras fases de la formación de sistemas estelares”, menciona Emilie Habart, quien es profesora asociada del IAS. “Estamos muy contentos de ser parte del viaje de descubrimientos de Webb”, agrega.
Estas nuevas imágenes del Webb sobre la Nebulosa de Orión muestran una región del espacio que ya conocía con muchos más detalles, incluso es posible compararlas con otras anteriores como las que en su momento capturó el Telescopio Espacial Spitzer y confirmar que cada vez tenemos una mejor definición de los objetos que viajan en el cosmos.