Publican el primer análisis de las muestras tomadas por Hayabusa 2 Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
26 septiembre, 2022
El 2 de diciembre de 2014 despegó la sonda espacial Hayabusa 2. Su objetivo inicial fue viajar hasta el asteroide Ryugu para examinarlo y obtener muestras. Para diciembre de 2020 regresó con las muestras que obtuvo tanto de la superficie como a partir de una perforación provocada.
Ocho años después de su partida ya tenemos el primer estudio de la composición de esas muestras. Los resultados confirman que el asteroide se formó en el sistema solar exterior cuando este tenía apenas 2 millones de años.
Lo que nos dicen las muestras que tomó Ryugu
Hayabusa 2 obtuvo 2 grupos de muestras: A y C. Las primeras provienen de la superficie del asteroide y se consiguieron durante el acercamiento inicial de la sonda con Ryugu. Las segundas provienen del interior del asteroide y para conseguirlas se disparó para hacer un orificio. Las partículas de regolito son mayores a 1 milímetro y las del grupo A son, en general, más grandes que las del C.
Se realizaron pruebas de laboratorio sobre 17 granos individuales de regolito, que es el material de roca no consolidado que se obtiene del suelo. Entre las muestras se encontraron cristales de un sulfuro de hierro y níquel, dentro de él había agua portadora de dióxido de carbono (CO2). Lo anterior indica que el asteroide proviene de un cuerpo mayor que se formó en el sistema solar exterior. Los resultados se publicaron en la revista Science con el título “Formación y evolución del asteroide carbonoso Ryugu: Evidencia directa de muestras devueltas”.
Para el análisis se recurrió a la minerología y la petrología. Los resultados indican que proviene del sistema solar exterior donde el CO2 y el agua existen de forma sólida. Su origen es de una región ubicada entre 3 y 4 veces la distancia entre el Sol y la Tierra, posiblemente más allá de la órbita de Júpiter. Su formación habría sido anterior a la dispersión hacia el interior del cinturón de asteroides principal, donde actualmente están las familias de asteroides Polana y Eulalia. Se sospecha que el objeto de donde se fragmentó Ryugu proviene de alguna de estas dos familias.
A partir de las propiedades físicas reconocidas en el asteroide se crearon modelos de colisión. Con ellos se confirma que se formó con los materiales producto del impacto de un objeto mayor. El agua encontrada en la región entre capas del asteroide es consistente con los modelos. Su composición química y mineralógica indican que Ryugu se formó a partir de diferentes fragmentos de un objeto mayor.
“Estudiar las muestras de Ryugu en el laboratorio proporciona un complemento fantástico a otros estudios de meteoritos, porque nos permite aprender sobre este objeto asteroidal conocido específico. Para la mayoría de los meteoritos, el cuerpo de origen preciso es desconocido”, relata Amanda Hendrix, del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson (Arizona) quien participó en el estudio.
Los estudios de reflectancia espectral se compararon con otros similares hechos en meteoritos. Esto permitió relacionar a Ryugu con meteoritos CI. Este tipo de estudios permite vincular los estudios a distancia hechos mediante cámaras y espectrómetros con los resultados del análisis mineralógico.
“La mineralogía de las muestras de Ryugu se muestra en este artículo como altamente similar a las condritas CI, un meteorito rico en carbono recogido aquí en la Tierra. Entender la historia de la formación de Ryugu tiene implicaciones reales para entender el origen de estos meteoritos y dónde se formaron sus cuerpos padres en nuestro Sistema Solar”, explica Deborah Domingue del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, quien participó en el estudio.
Los estudios sobre las muestras de Ryugu apenas comienzan. Entre las muestras se encontraron fragmentos de un objeto artificial. Posiblemente se trata de restos de aluminio del proyectil que lanzó Hayabusa 2 contra el asteroide. El análisis de estas muestras nos permitirá conocer mejor la historia evolutiva de los objetos celestes de nuestro sistema solar. Aún queda mucho por descubrir en estos fragmentos de Ryugu que recolectó la misión Hayabusa 2 de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (JAXA).