¿Las auroras anuncian riesgos para la Tierra? Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
13 mayo, 2024
A partir de las fotografías de auroras en países donde no es común verlas, como México, comenzaron a difundirse todo tipo de interpretaciones catastróficas. Muchas de ellas sin fundamento científico.
Antes de entrar en pánico, es importante reconocer qué son y qué no son las auroras. Para comenzar, estos eventos son naturales y nuestra especie ha convivido con ellos durante milenios.
Auroras y calamidades
En la antigüedad era común asociar fenómenos naturales con eventos históricos que de alguna forma coincidían. Al igual que otros fenómenos para los que no había explicación, se les relacionaba con malos augurios. Así lo relata la física de plasma Melanie Windridge al sitio Web TravelZoo.
Se dice, por ejemplo, que las auroras rojas predijeron la muerte de Julio César en el año 44 antes de la era común. También se les vió como un anuncio de la guerra civil estadounidense en 1860.
Los pueblos originarios de la región ártica las relacionan con eventos sobrenaturales. Algunos creen que son espíritus de sus parientes muertos o hijos que no lograron nacer. También se les ha visto como mensajes de sus enemigos. Todavía hoy los padres del pueblo Sami amenaza a sus hijos cuando se portan mal diciendo que la aurora se los llevará.
El fin de semana pasado muchos auguraron eventos catastróficos para la tecnología actual. La referencia fue un relato del siglo XIX: el evento Carrington. En aquella época el sistema de telégrafos sufrió daños a causa de la actividad solar.
Sobre este evento, el físico solar Luis Bellot, señaló diferencias importantes al medio National Geographic. Si bien, la infraestructura eléctrica es sensible a las tormentas geomagnéticas, actualmente existen formas de reducir los posibles daños.
El especialista menciona que es posible que ocurran problemas puntuales. Entre ellos apagones o pérdida de algún satélite en latitudes altas. Sin embargo, las consecuencias de una tormenta geomagnética difícilmente llegarían a provocar una catástrofe.
“Podemos proteger los satélites, o trasladar a los astronautas a módulos blindados. Eso sí, para tomar estas medidas necesitamos saber cuándo se va a producir un episodio con la mayor antelación posible”, comenta Bellot.
Observar al Sol
Los eventos solares no son predecibles pero sí se pueden observar cuando ocurren en el Sol. Eso da tiempo para tomar medidas preventivas en la Tierra.
No todos los eventos solares ofrecen el mismo tiempo para reaccionar. Por ejemplo, las fulguraciones tardan algunas horas en alcanzar nuestro planeta. Las eyecciones masa coronal, como las que provocaron las auroras el fin de semana pasado, ofrecen un par de días antes de su llegada.
A medida que aumenta nuestra comprensión del Sol, se pueden hacer predicciones más certeras para evitar que las actividades en nuestro planeta se vean afectadas por eventos solares. El estudio de este tipo de fenómenos es relativamente joven.
Las auroras boreales recibieron su nombre en 1616 de parte de Galileo Galilei. Fue hasta 1908 que el físico noruego Kristian Birkeland ofreció una explicación científica sobre cómo se forman las auroras, aunque no fue hasta 1960 que se le reconoció, según recuerda Melanie Windridge, quien es autora del libro “Aurora: In Search or the Northern Lights”.
Ahora sabemos que se trata de un fenómeno magnético en que el viento solar (con partículas cargadas) interactúa con el campo magnético de la Tierra. Las partículas cargadas fluyen en dirección hacia los polos magnéticos en la magnetosfera. Después chocan con átomos de oxígeno y nitrógeno, lo que da como resultado las luces que vemos en el cielo.
Las luces son el resultado de miles de millones de átomos excitados que producen destellos de luz. Aunque asociemos al Sol con calor y eso nos haga pensar en fuego, el asunto está más cerca de una serie de luces navideñas que de un incendio en el cielo.
Esto nos lleva a una última confusión. Las altas temperaturas de los días previos a las auroras no se relacionan con ellas.
De acuerdo con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA), desde 1978 no se ha reconocido ninguna tendencia a la alza en la energía solar que llega a la Tierra; las mediciones se hacen utilizando sensores en satélites.
Las temperaturas cada vez más altas se explican mejor si consideramos al calentamiento global por acumulación de gases de efecto invernadero. Si la temperatura subiera por efecto del Sol todas las capas de la atmósfera aumentarían su temperatura. Por el contrario, las mediciones muestran que mientras la superficie se calienta, la estratosfera tiende a enfriarse.
La aparición de auroras es un evento natural. Ahí donde nuestros antepasados veían dragones o serpientes voladoras, nosotros podemos reconocer la interacción de nuestro campo magnético con el viento solar en una variedad de colores que todavía son capaces de sorprendernos.
Fuentes
¿Qué es una Aurora Boreal? La científica Melanie Windridge nos lo explica