¿Cómo la migración ayudó a la aparición del colibrí más grande del mundo? Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
16 mayo, 2024
Uno de los detalles más importantes para la evolución es la adaptación local. En el caso de las aves, los procesos migratorios obligan a adaptarse a una amplia variedad de climas.
Una migración de más de 8,300 kilómetros permitió la aparición del colibrí más grande del mundo. Habita en el hemisferio sur y recorre la Meseta Central Andina.
El rastro del colibrí más grande del mundo
Un grupo de investigadores descubrió la ruta del colibrí más grande del mundo. Para esto fue necesaria una investigación de 8 años. Los resultados se publicaron en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La investigación comenzó cuando los investigadores quisieron saber dónde pasaban el invierno los colibríes gigantes. Estos colibríes se crían a lo largo de la costa del Pacífico en el centro de Chile. Después desaparecen.
Este misterio se mantuvo desde el siglo XIX. Charles Darwin los observó durante su viaje en el Beagle. Lo que el naturalista británico imaginó es que migraban al desierto de Atacama al norte de Chile.
El equipo de investigadores dirigido por Jessie L. Williamson, del Museo de Biología del Suroeste de la Universidad de Nuevo México, recurrió a la tecnología para seguirlos. Se les colocaron mochilas de seguimiento miniatura a individuos de esta especie.
Esto ayudó a descubrir que los colibríes gigantes ascienden más de 13,000 pies hacia las alturas de los Andes, lo que equivale a 3,962.4 metros. Alcanzan regiones tan alejadas de su lugar de nacimiento como las montañas del norte de Perú.
En total, la ruta migratoria abarca 5,200 millas, que equivalen a 8,368.6 kilómetros. Esta distancia es similar a la que separa a las ciudades de Nueva York y Buenos Aires (5,295 millas o 8121.5 kilómetros).
Una parte importante de la investigación fue el desarrollo de un dispositivo que permitiera seguir a los colibríes sin interferir con su vuelo. “Los colibríes son difíciles de trabajar porque son ligeros, con alas largas y patas cortas. Son pequeños acróbatas de la naturaleza”, explica en un comunicado Williamson.
Durante el seguimiento de los colibríes gigantes se reconoció un mecanismo de adaptación similar al de los montañistas. Estas aves toman pausas durante su ascenso por algunos días. Esto les permite aclimatar los pulmones y el flujo sanguíneo.
Los investigadores descubrieron un detalle importante: los colibríes gigantes que migran se ocultan entre los que no migran y así pasan desapercibidos. Así lo explica Christopher Witt, él es director del Museo de Biología del Suroeste y asesoró el trabajo de Williamson.
“Las dos formas de colibrí gigante parecen casi idénticas - durante siglos, los ornitólogos y los observadores de aves nunca notaron que eran diferentes. No podríamos haber descubierto esto sin los rastreadores miniaturizados”, señala Witt.
Ahora es posible distinguir a las dos especies buscando entre los especímenes de museo. De acuerdo con Ethan Gyllenhaal, quien participó en el estudio, las colecciones de historia natural fueron esenciales para continuar la investigación.
“Incluir el ADN de especímenes tipo de 154 años de edad fue clave para resolver este rompecabezas evolutivo”, comenta Gyllenhaal.
Los investigadores reconocieron una división evolutiva entre los colibríes gigantes migratorios y los residentes de grandes alturas. Sus resultados indican que se separaron hace más de 3 millones de años, por lo que se les puede considerar especies diferentes.
La población de colibríes gigantes que viven de forma permanente en las alturas de los Andes es más grande. Además, tiene diferencias notables en sus pulmones y en la sangre respecto a la especie migratoria.
Por lo tanto, se le considera una nueva especie. El nombre que propusieron los investigadores es Patagona chaski. Este nombre hace honor a los mensajeros chaski del imperio Inca, famosos por su agilidad.