El Nacimiento de Dolly: un hito en la ciencia Copiar al portapapeles
POR: Antonio Medina
5 julio, 2024
Parece que fue ayer cuando en las noticias del 22 de febrero de 1997 se revelaba uno de los acontecimientos que marcaron el final del siglo XX. El Instituto Roslin de Edimburgo en Escocia reveló que había logrado clonar una oveja a partir de una célula adulta.
Este acontecimiento fue un parteaguas para la comunidad científica y para el mundo, pues se pensaba que sería el primer gran paso a un mundo en donde la clonación sería cosa de todos los días, pero ¿qué ha sucedido desde entonces?
La primera clonación de un mamífero a partir de una célula adulta
La clonación de Dolly la oveja fue un increíble avance en el estudio genético, pues a pesar de que otros investigadores habían logrado clonar otros mamíferos mediante la división de embriones en un tubo de ensayo y el implante de estos en especímenes adultos, Dolly fue la primera clonación que se dio a partir de una célula adulta.
A pesar de que desde 1958 el Biólogo John Gurdon ya había clonado ranas a partir de células adultas, los mamíferos como ratones, ratas y puercos, representaban un problema mucho más complejo. Tras décadas de investigación, se dieron cuenta de que los mamíferos resultaban diferentes en su genoma y código genético, por lo que se consideraba que sería imposible clonar un mamífero. Sin embargo el nacimiento de Dolly terminó por romper esta teoría.
La fecha oficial del nacimiento de Dolly fue el 5 de julio de 1996, pero los investigadores no anunciaron su existencia hasta el 22 de febrero de 1997, debido a que se necesitaba tiempo para recopilar los datos del proyecto y poder transcribirlo en un manuscrito que se pudiera presentar a la sociedad científica y posteriormente publicar.
Este descubrimiento resultaría crucial en los años venideros. Es difícil que un sólo descubrimiento tenga un impacto rápido y sostenido en la ciencia, pero la revelación de Dolly logró un impacto masivo, sobre todo en los estudios y terapias que involucran el uso de células madre. La investigación de Dolly arrojó resultados inesperados, pero muy importantes, pues permitió la comprensión de la oportunidad de cambiar el funcionamiento de las células y la modificación de su estructura.
¿Órganos a la carta?
Tal vez la consecuencia más importante de Dolly ha sido el gran interés en las células madre. Estos estudios han revelado grandes avances en ciencias como la medicina, la cual aún tiene muchas expectativas sobre el uso de estas células para reparar tejidos humanos que han sido dañados e incluso para la creación artificial de diferentes órganos. Aunque la realidad es que estos objetivos han estado lejos de cumplirse.
Poder fabricar órganos "a la carta" es aún un enigma para los científicos, pues siguen sin saber cómo frenar la capacidad de las células para mantener una división indefinida (un proceso que causa tumores).
CRISPR, la revolución de la edición genética
Otra de las consecuencias que tuvo Dolly en el mundo científico, es su relación a los experimentos denominados CRISPR, que permiten a los científicos editar el genoma. Esto es un enorme avance que podría ayudar a los investigadores a reparar órganos o tejidos dañados en los seres humanos y que tendría alcances inimaginables para la salud humana.
En el 2020, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna recibieron el premio Nobel de Medicina por descubrir que la secuencia CRISPR/Cas9, puede ser programada para cortar secuencias del ADN de una manera muy exacta. Esto podría ayudar a tratar enfermedades extrañas, genéticas o que se creían sin cura.
La oveja que interesó al mundo en la ciencia
Por último otro de los resultados del experimento de Dolly, recayó en la difusión de la ciencia, a partir del 22 de febrero de 1997, Dolly atrapó todas las miradas y puso a la ciencia en un nivel mucho más relevante para el mundo. El público en general comenzó por enamorarse de Dolly, pero el romance no terminó con esta oveja, sino que continuó y aún hoy tiene sus remanentes en una población mucho más interesada e informada científicamente.
La oveja Dolly murió en febrero de 2003, a los seis años de edad -la mitad de la expectativa de vida de una oveja normal-. Durante su vida, Dolly dio a luz algunos descendientes y tuvo más hermanos que fueron clonados del mismo lote de células del cual surgió ella, sin embargo ninguno de sus parientes se encuentran con vida hoy y el Instituto Roslin ha dejado de criar ovejas ya que el financiamiento del programa se ha agotado por completo.
Hoy en día, diferentes mamíferos como ratones, venados, caballos y ratas han sido clonados con éxito, pero de ninguna manera podrán tener los alcances ni el cariño que llegó a tener en su momento Dolly.
¿Y los humanos?
Después de Dolly y lo que ha significado para los avances científicos, la pregunta que muchos expertos se hacen es, si ya se duplican las células de una persona con éxito, ¿el siguiente paso es clonarla por completo?
Los expertos coinciden en que es biológicamente posible clonar a un individuo. Pero como toda nueva técnica que requiere de un aprendizaje, lo que se estaría desechando en cada intento fallido sería material humano (para lograr la clonación de Dolly se requirieron 276 intentos), por lo que la verdadera pregunta sería. ¿para qué querríamos clonar a una persona?
En ese sentido, el Convenio de Oviedo, un tratado fundamental en el ámbito de la investigación biomédica, establece que un científico no podría experimentar clonando a un ser humano si no se demuestra que el interés y la protección de la persona están por encima de cualquier otro propósito. El acuerdo recoge así el principio de la dignidad humana, que sirve como garantía de los derechos fundamentales y las libertades individuales.
Aunque estas disposiciones legales o bioéticas no son las únicas que dificultan esta tarea. De acuerdo a varios expertos, la clonación de una persona, no es una tarea sencilla, y tampoco está exenta de riesgos.