Inundaciones, la cruz de los chilangos Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
9 julio, 2017
Las inundaciones son uno de los fenómenos naturales más comunes y destructivos de la Tierra. No hace falta entrar en detalle para reconocer que es el fenómeno natural que más víctimas genera, además de impactar fuertemente en la economía de familias, pueblos y países enteros.
En pocas palabras, es un problema que afecta a cualquier lugar en donde caigan lluvias torrenciales, pero en las grandes ciudades, las inundaciones pueden volverse más problemáticas debido a algunas actividades humanas como falta de planeación en los sistemas de drenaje y en la pavimentación, y el tirar basura en las calles.
Definitivamente una ciudad que no es ajena a este problema es la gran Ciudad de México.
Año con año, durante la época de lluvias, las inundaciones ocupan las primeras planas de los periódicos. Calles sumergidas, puentes bloqueados, cortes de energía eléctrica y árboles y postes caídos son eventos recurrentes.
¿Por qué se inunda la Ciudad de México?
En primer lugar aclaremos que las inundaciones que han afectado a la Ciudad de México en los últimos días no han sido las primeras, ni serán las últimas.
En 1629 la entonces Nueva España vivió una de las catástrofes más grandes de las que se tenga registro. Según algunos historiadores, la ciudad quedó inundada por casi 5 años, después de una lluvia de aproximadamente 40 horas el 12 de septiembre de ese año. Este es el reporte de inundación más severo que se tiene hasta la fecha, pero no el único.
Desde la época prehispánica, los habitantes de la gran Tenochtitlán, la Nueva España, el Distrito Federal o ahora la Ciudad de México, han tenido que lidiar con este problema, y la razón es simple: desde sus inicios, esta ciudad se construyó sobre una red de lagos con varios islotes. La Gran Tenochtitlan fue fundada en la parte más baja de la Cuenca de México, por lo que su ubicación geográfica siempre ha sido factor fundamental de su vulnerabilidad.
Con el paso del tiempo, los aztecas fueron rellenando de tierra estos lagos y comenzaron a plantar cultivos sobre jardines flotantes, que se denominaron chinampas. De igual manera, los mexicas, consientes de los problemas frecuentes de inundaciones construyeron el albarradón de Nezahualcóyotl y desarrollaron un sistema de acueductos y canales que no solo abasteció de agua limpia a toda la capital, sino que evitó el problema de las inundaciones.
Pero con la llegada de los españoles, los conquistadores quisieron contener el agua y reemplazaron los canales de los aztecas con calles y plazas, drenaron los lagos y cortaron los bosques que los rodeaban, en un intento fútil por crear una ciudad parecida a las ciudades europeas. Fue así, como la ciudad quedó construida sobre un suelo acuoso.
¿Son ahora más intensas las inundaciones?
Hoy en día, con la sobrepoblación y la creciente demanda de espacio, el problema de las inundaciones se ha vuelto algo incontrolable. Los gobiernos de la ciudad siguen comprimiendo y drenando el agua. El entorno acuífero de la capital ha ido desapareciendo cada vez más durante los cuatro siglos que lleva de historia.
Gracias al crecimiento desmesurado de la urbe, a través del sistema de drenaje profundo, se ha entubado el encause del agua, lo cual creemos que ha generado mayores repercusiones en las transformaciones de nuestro entorno.
Además de esto hay que tomar en cuenta que la zona centro y sur de nuestro país es mucho más vulnerable a las inundaciones que la región norte de la República. Esto se debe a la orografía del país.
La ciudad está situada en una zona intertropical de convergencia, es decir, entre el campo de influencia de los ciclones tropicales que son los que originan lluvias intensas. Tanto por el Golfo de México como por el Océano Pacífico esta zona es susceptible a ser impactada por este tipo de fenómenos meteorológicos.
Así entonces, nos damos cuenta que las inundaciones en la Ciudad de México no son un problema actual, ni mucho menos algo que promete terminar pronto. La tarea es reconocer la ubicación orográfica de nuestra capital y trabajar, tanto autoridades como ciudadanos, en ese camino. Desde no tirar basura en las calles hasta evaluar la creación de obras públicas que ayuden a mitigar el problema de las inundaciones. Porque bien diría Cristina Pacheco, aquí nos tocó vivir.