Ajolote, un feto perpetuo a lo largo de la historia Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
6 diciembre, 2024
El ajolote es actualmente un ícono de la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Su imagen está presente en uno de los billetes más populares en México.
No siempre fue así. A lo largo de la historia el ajolote ha sido visto de distintas formas, desde un dios hasta un ser repugnante, pasando por la inspiración literaria y la investigación científica.
Axolot a lo largo de la historia
Como parte de las actividades de La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Andrés Cota Hiriart dio una charla sobre ajolotes y la forma en que se les ha visto en diferentes momentos históricos. El contenido puede revisarse tranquilamente en su libro “El ajolote. Biología del anfibio más sobresaliente del mundo”.
Para comenzar, el biólogo y comunicador de la ciencia, recordó la clasificación de los ajolotes. El ajolote es una salamandra que permanece en un estado larvario durante toda su vida.
Esta habilidad de mantener un cuerpo joven permanentemente se conoce como neotenia. Únicamente cuatro especies mexicanas tienen esta capacidad. Aún así, algunos ajolotes criados en cautiverio bajo condiciones ambientales adecuadas han desarrollado cuerpos de salamandra adulta.
Durante una hora, Cota Hiriart narró el cambio histórico que ha tenido el ajolote desde la apreciación humana. Además, resaltó los retos que enfrenta esta especie que alguna vez fue abundante en el Valle de México y ahora se encuentra en riesgo.
Los antiguos pobladores de la cuenca de lagos que formaron lo que hoy es el Valle de México veían al ajolote como un ser sagrado. Su abundancia lo llevó a formar parte de la dieta mexica. En un entorno acuático el ajolote se convirtió en una especie privilegiada. Durante mucho tiempo permaneció sin predadores. Su tamaño le permitió dominar su entorno y reproducirse de forma abundante.
Fue la fuente principal de proteína para los habitantes de Tenochtitlan. Eso lo volvió muy importante, al grado de ser visto como un dios: Xólotl, hermano de Quetzalcóatl. Esta deidad rehuyó el sacrificio durante el quinto sol y se escondió en el lago, así que se convirtió en un ser marino.
Sobre el nombre de Axolotl, Cota Hiriart mencionó dos significados asociados. Uno de ellos es “monstruo de agua”. El otro es “perro de agua”. Señaló la similitud con el nombre del Xoloitzcuintle.Durante la colonia la situación cambió para el ajolote. Los animales sagrados de los mexicas pasaron a verse como demoníacos por la nueva cosmovisión.
El México independiente coincidió con los primeros acercamientos científicos para conocer la biodiversidad americana. De distintas formas y aprovechando momentos históricos diferentes como la intervención francesa o la visita de Alexander von Humboldt, se llevaron ejemplares a Europa.
En los laboratorios europeos el ajolote despertó interés y admiración. Se les reprodujo y se experimentó con ellos. Fue tanto su éxito que Julio Cortázar conoció a esta especie en París, lo que lo inspiró para escribir uno de sus cuentos más famosos.
El interés científico por los ajolotes ha ido creciendo con el tiempo. Entre los experimentos más singulares que mencionó Cota Hiriart está aquel en el que se le cortó una pata 25 veces a un ajolote para medir su capacidad de regenerarse; también aclaró que dicho experimento no se realizó en México.
Actualmente el ajolote es un ícono de la cultura popular. Sin embargo, esto ocurre en un momento en que quedan muy pocos. El biólogo presentó datos sobre la densidad de ajolotes en Xochimilco y la proyección actual, aún sin confirmar, es de 20 por kilómetro cuadrado. Como referencia, en 1998 había 6,000 individuos por kilómetro cuadrado.No todo está perdido para el ajolote. A diferencia de otras especies amenazadas, el ajolote tiene una tasa reproductiva que permitiría que la especie se recupere en un par de décadas, de acuerdo con Cota Hiriart.
Por ahora es una especie de gran popularidad en distintos ámbitos. Por ejemplo, ha sido portada en revistas científicas importantes. Escribir “axolotl” en buscadores académicos arroja una larga lista de resultados.
Un anuncio que para algunos de los asistentes fue trágico y para otros emocionante fue que los ejemplares del libro de Cota Hiriart estaban casi agotados. Al terminar la presentación los interesados más afortunados alcanzaron uno de los tres ejemplares sobrevivientes.