¿Hay eclipses en otros planetas? Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
8 noviembre, 2017
La respuesta parece fácil de intuir, pero no es tan sencilla como aparenta, pues a pesar de que casi todos los planetas del sistema solar cuentan con satélites naturales,hay algunas condiciones – esenciales para estos fenómenos- que no se cumplen en nuestros planetas vecinos.
Empecemos por los dos planetas más cercanos al Sol, a los cuales podríamos descartar rápidamente, pues de inicio se sabe que tanto Mercurio como Venus carecen de satélites naturales. Y para acabar pronto, en caso de que Venus tuviera un satélite, también sería imposible disfrutar de un eclipse, pues el único planeta con nombre de mujer se encuentra constantemente envuelto en una densa nube que impediría disfrutar del espectáculo.
Pasamos al planeta rojo, el cual posee dos lunas, Deimos y Fobos. El caso de Marte es peculiar, pues nunca podrá experimentar un eclipse total de sol. Esto debido al tamaño de sus satélites y la distancia de sus órbitas con respecto a Marte, pues en el momento exacto en el que los tres cuerpos están alineados su tamaño no es lo suficientemente grande como para cubrir por completo al astro y este fenómeno termina convirtiéndose en lo que conocemos como un eclipse anular de sol, donde la luna no bloquea por completo al Sol y deja ver un halo de luz alrededor del satélite. Así que los marcianos no pueden disfrutar de eclipses totales de sol, como lo hacemos los terrícolas.
Fobos, la mayor de las dos lunas de Marte, pasando directamente en frente del sol. NASA/JPL-Caltech/Malin Space Science Systems/Texas A&M UniversitySaltamos el cinturón de asteroides para llegar con los gigantes gaseosos. Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, cuentan con una gran cantidad de satélites, y aunque sólo un número reducido de estos son lo suficientemente grandes como para poder generar un eclipse, este fenómeno suele darse regularmente.
Al estar más alejados del Sol que la Tierra, el tamaño relativo de nuestro astro desde su superficie es mucho más pequeño, por lo cual, los eclipses son bastante comunes en estos planetas. Tan sólo Júpiter tiene 67 lunas, incluyendo a Ganimedes, el satélite más grande del sistema solar, y dado que las lunas de Júpiter orbitan en el mismo plano del Sol, ya nos podemos imaginar,que en caso de que realmente pudiéramos visitar estos planetas gaseosos podríamos disfrutar de una buena cantidad de eclipses. De hecho, si pudiéramos viajar a alguna de las lunas de Júpiter, podríamos presenciar eclipses solares provocados por otros de los satélites del planeta.
Extraña alineación de tres de las lunas más grandes de Júpiter - Io, Ganímedes y Calisto -Y ya en el lejano territorio del ex planeta Plutón podemos asegurarles que también se generan eclipses. Si nos imaginamos que la luz del Sol, a esa gran velocidad a la que viaja, tarda 5.5 horas en llegar al planeta enano, podemos imaginarnos que está demasiado lejos, y que desde Plutón, el Sol no es más que un pequeño punto brillante en el firmamento. Para tener una mejor idea, el Sol, visto desde Plutón, tiene el mismo tamaño que Júpiter visto desde la Tierra. Su luna, Caronte, tiene un tamaño relativamente grande, por lo que oculta al Sol con bastante facilidad y los eclipses son tan comunes, que en algunas épocas suelen darse diariamente.
Entonces, si los eclipses son comunes en varios planetas de nuestro sistema solar, ¿qué hace tan especial a los eclipses de la Tierra?
En primer lugar, los eclipses totales de sol no son posibles en ningún otro planeta del sistema solar. Pues un eclipse total ocurre cuando un planeta, su luna y el sol están alineados a lo largo del mismo plano, y una luna de tamaño considerable pasa entre el planeta y el sol, bloqueando totalmente su luz.
Nuestra luna parece estar hecha a la medida perfecta para los eclipses totales. Su tamaño, visto desde nuestro planeta, es aparentemente el mismo que el del Sol, lo que quiere decir que cuando los tres cuerpos celestes se encuentran alineados, la Luna cubre toda la fotosfera del Sol, pero la corona (atmósfera del Sol), permanece visible, regalándonos un espectáculo sin igual en nuestro sistema solar.
Y por supuesto, el hecho de que seamos el único planeta en el que alguna forma de vida puede apreciar este fenómeno, ayuda mucho a que sea algo realmente único.