Mitos y realidades sobre las tormentas solares Copiar al portapapeles
POR: Deyanira Almazán
10 diciembre, 2017
Mañana llega una tormenta magnética solar y pueden fallar los celulares y los GPS: FALSO
Si bien los científicos adelantaron que en estos días una tormenta solar podría incidir sobre la Tierra, originada por aumento en la velocidad del viento solar, no hay nada que indique que la perturbación geomagnética menor que ha estado afectando el campo magnético de la Tierra desde hace 2 días vaya a derivar en una tormenta severa.
La actividad solar en estos días ha sido de relativa calma, siempre existe la posibilidad de que se desarrollen tormentas fuertes e incluso severas como la que se presentó a principios del mes de septiembre pasado sin mayores consecuencias para las telecomunicaciones y mucho menos para los humanos.
Las llamaradas solares en realidad, no representan una amenaza directa para los seres humanos. ¿Por qué? El campo magnético de la Tierra protege la vida en la superficie del clima espacial lo que significa que el calor explosivo de una llamarada solar no puede llegar hasta la Tierra, sin importar lo poderoso que sea.
Mientras que el calor de una llamarada solar no puede llegar hasta nuestro planeta, su radiación electromagnética y sus partículas energéticas sí. Las llamaradas solares pueden interrumpir las comunicaciones de GPS y de radio, por lo que si has notado a tu GPS más lento o alguna interferencia en tu estación de radio favorita, las llamaradas solares podrían ser las culpables.
Las llamaradas solares potentes también pueden venir acompañadas por una eyección de masa coronal (CME), una enorme nube de plasma solar que corre a través del espacio a millones de km por hora.
Estos eventos provocan que las partículas, que viajan a muy altas velocidades, interactúen con la atmósfera de la Tierra y podrían apagar algunos transformadores, así como colisionar con algunos componentes electrónicos en satélites, causando interrupción en sus sistemas. Pero también provocan las hermosas auroras polares que observamos en los polos.