Los osos polares se están muriendo de hambre por el cambio climático Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
2 julio, 2018
Por: Alejandra Almed
Recientemente, imágenes de un video publicado en National Geographic y rodado por Paul Nicklen y Cristina Mittermeier se hicieron virales, y no por la belleza de su paisaje, estas imágenes en realidad muestran algo conocido y sin embargo nunca antes visto: un oso polar moribundo hasta los huesos. Literalmente este blanco depredador carecía de masa corporal y no faltaba mucho para que cayera tumbado en el suelo.
Este video mostró la verdad incomoda: el acelerado cambio climático está afectando a muchas especies de nuestro planeta. Los osos polares, al vivir en un extremo del planeta, inhóspito para nosotros y muy alejado de asentamientos humanos, son, lamentablemente, los que están sufriendo las consecuencias del cambio climático. Gracias al acrecentamiento de las temperaturas en el planeta, por un incremento del CO2, el deshielo en los polos ha ido en aumento.
En realidad no se sabe mucho de estos carnívoros polares, ya que mucha de sus actividades sale del alcance de los seres humanos. Por más de 40 años, los estudios de estos animales se han realizado por observaciones científicas, tazas de alimentación realizadas por el biólogo canadiense Ian Stirling y el conocimiento tradicional de los locales de los pueblos indígenas del Ártico.
Desde el 2013, la necesidad por entender el comportamiento de los osos polares en los hielos marinos y su función para atrapar presas se volvió una prioridad, puesto que el calentamiento global amenazaba con derretir los glaciares y cambiar por completo el estilo de vida de estos peludos animales.
Estudios anteriores habían sugerido que los osos, forzados a estar en tierra durante el verano, entraban en un periodo de poco gasto energético, un llamado «hibernación andante o de movimiento», y que esta estrategia los ayudaba a compensar la pérdida de alimentos. Sin embargo, un estudio publicado en el 2015 reveló que los osos polares, en realidad, gastan una cantidad importante de energía, típica de un metabolismo regular, durante los meses de calor.
A pesar de los desafíos que tuvieron que enfrentar los investigadores por el mal funcionamiento de los collares GPS y las video cámaras por las extremosas temperaturas, después de 3 años, pudieron recopilar un conjunto de datos sobre el metabolismo del animal, así como características de su comportamiento, tasas de alimentación y patrones de movimiento. Descubrieron que los osos polares requieren más energía para realizar sus actividades diarias de lo que anteriormente se pensaba, casi 1.6 veces más.
El estudio señaló que los osos polares reducían su temperatura corporal aproximadamente 0.7°C y sus niveles de actividad en comparación con los animales que cazaban y se alimentaban de forma activa, pero no a niveles tan bajos como los observados durante la hibernación para ahorrar energía. Al contrario, los descensos observados solo se asemejan a los de un mamífero con una dieta restringida, cuya respuesta no supone un ahorro de energía significativo. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que los animales no pueden usar la reducción de sus niveles metabólicos para usar las reservas de grasa cuando el alimento escasea.
Pero esto no fue todo. Recientemente un estudio señaló por primera vez la verdadera dependencia que tienen los ososo polares a una una dieta de focas ricas en grasa para poder sobrevivir.
El nuevo estudio, publicado a principios de Febrero de este año en la revista Science, dirigido por Anthony Pagano, biólogo en la Universidad de California en Santa Cruz (EE.UU) y parte del Servicio Geológico de Estados Unidos, una institución que ha constatado la difícil situación que atraviesan los osos polares, muestra que la tasa de supervivencia de los osos polares ha disminuido enormemente debido a la pérdida de masa corporal, una disminución de casi un 40% más que la década pasada.
De los 9 osos estudiados, 5 perdieron masa corporal durante los 8 a 11 días que los monitorearon durante una época en la que deben comer suficientes focas como para engordar un kg al día y así poder pasar el difícil invierno. Los osos perdieron casi el 10% de su masa corporal, alrededor de 18 kilogramos, lo que equivale a una pérdida de 1% de su masa al día.
En contraste, los cuatro osos que atraparon y comieron focas anilladas ganaron casi el 10% de su masa corporal. Estos cambios en la masa corporal durante un período de tiempo tan corto fueron realmente sorprendentes y desalentadores, pues demuestran cuán dependientes son los osos polares de una dieta densa de grasa de foca. Para poder sobrevivir las duras temporadas, una hembra de oso polar debería comerse una foca adulta, tres juveniles o 19 recién nacidas cada 10 o 12 días, solo para mantenerse estable.
Gracias al deshielo del Ártico, los osos capturan menos focas y se mueven distancias históricamente mayores, lo que resulta en un desequilibrio energético que afecta negativamente su condición y éxito reproductivo.
Los autores concluyeron que “una proporción cada vez mayor de osos no es capaz de cubrir sus demandas energéticas”. La investigación sugiere que los osos han entrado en un circulo vicioso que esta amenazando su existencia: los futuros incrementos en las distancias recorridas por estos animales, a causa de la fragmentación del hielo marino, incrementarán aún más su demanda de energía.
Sigue siendo necesario monitorear lo que ocurre con los osos, sin embargo, dicen los científicos que “si la pérdida de hielos no disminuye, llevará a la extinción de los osos polares en el medio salvaje”.
Los osos polares se designaron una especie amenazada en 2008, pero Ben-David, un ecologista de la vida silvestre de la Universidad de Wyoming, en Laramie, también presente en la investigación, dice que este movimiento es un tanto simbólico, pues
"en realidad, no podemos hacer mucho bajo la “Ley de Especies en Peligro de Extinción” para salvar a los osos polares; lo que necesitamos para salvar a los osos polares es una acción mundial para reducir el cambio climático".