Los humanos sobrevivieron en Sudáfrica después de la catastrófica erupción del volcán Toba Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Luis Moctezuma
Hace 74 mil años el volcán Toba, en lo que ahora es Sumatra, hizo una fuerte erupción. Los volcanes aún hoy provocan miedo a muchas poblaciones alrededor del mundo. Desde 1993, cuando el Popocatépetl aumentó su actividad ha mantenido alerta a las poblaciones cercanas debido a su actividad, por mencionar un ejemplo cercano. La de aquella ocasión en el pacífico asiático es la más fuerte de la que se tiene registro en los últimos 2.5 millones de años.
En aquella ocasión, el Toba lanzó a la atmósfera cerca de 3 mil kilómetros cúbicos de ceniza, piedra y cristales. Un equipo de investigación con integrantes de la Universidades de Las Vegas, Texas, la Estatal de Arizona (EUA), Cambridge (Inglaterra), Wollongong (Australia), Nelson Mandela (Sudáfrica), Cape Town (Sudáfrica), analizó la evidencia en torno al comportamiento de poblaciones humanas en los años posteriores a la erupción en Sudáfrica. Los resultados aparecieron en la revista Nature.
El alcance de la erupción
El análisis partió de la presencia de cristales microscópicos en sitios arqueológicos de la costa de Sudáfrica. Estos cristales coinciden con las características de los emitidos por el volcán Toba hace 74 mil años. Los restos más recientes encontrados de esta erupción antes de esta investigación se habían encontrado en el Lago Malawi, en África Oriental. La cercanía a la zona de la erupción y la magnitud de esta modificó las condiciones de vida de los humanos presentes en la zona.
Los efectos de la erupción han sido motivo de discusión científica. El escenario más catastrófico incluye un bloqueo de la luz solar durante algunos años. A falta de la materia prima para realizar la fotosíntesis muchas plantas habrían muerto convirtiéndose en el primer eslabón de un efecto dominó destructivo. Para algunos investigadores esta posibilidad está fuera de la realidad. Los autores de la investigación aclaran la existencia de este debate y toman como punto de partida la explicación catastrófica.
Ante un panorama como este los humanos de esa época habrían tenido problemas para conseguir alimento. Sin plantas ni animales para cazar, las posibilidades de sobrevivir serían mínimas. Las excavaciones en un par de sitios arqueológicos: Pinnacle Point y Vleesbaai, ambos en la costa sur de Sudáfrica, explican la forma en que las poblaciones humanas de esa región se adaptaron al cambio.
La supervivencia en tiempos difíciles
Los hallazgos de la investigación sobre los habitantes de la costa sudafricana demuestran que la vida humana prosperó. Posteriormente estas poblaciones desaparecieron; sin embargo, en el periodo inmediato después de la erupción el estilo de vida cambió con resultados favorables. Una de las razones más importantes fue el nuevo alimento que adoptaron los seres humanos.
La población aumentó, se perfeccionaron herramientas y al parecer fue un periodo próspero. Con la escasez de alimento terrestre, los mariscos se convirtieron en la alternativa nutrimental para mantener a las poblaciones humanas. En las dos poblaciones analizadas sobre la costa sudafricana los resultados son similares. Lo que queda ahora es investigar lo que pasó con otras regiones cercanas para confirmar si, en efecto, fue el alimento proveniente del mar lo que mantuvo vivos y sanos a los humanos de la época en que el Toba hizo erupción.