Descubren un anquilosaurio en Utah que revela sus interesantes orígenes Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Luis Moctezuma
La inmigración ha sido algo que acompaña a Estados Unidos incluso desde antes que se formara como un solo cuerpo terrestre. Los restos de un anquilosaurio encontrados en Utah hace algunos años muestra más similitudes con sus parientes asiáticos que con los norteamericanos. Los resultados se publicaron recientemente en la revista científica Peer J.
Un continente que ya no existe
El Akainacephalus Johnsoni vivió hace 76 millones de años en lo que ahora es Utah, aunque en ese momento el terreno era muy distinto. Durante el Cretácico tardío, periodo en que vivió este herbívoro acorazado, Norteamérica estaba dividida en otros subcontinentes. Lo que ahora es Utah formó parte, junto con la costa oeste de lo que ahora es México, Estados Unidos y Canadá, de una isla continente conocida como Laramidia.
Los restos fosilizados se encontraron en la Formación Kaiparowits, en el Condado de Kane, para ser más exactos. Este territorio se encuentra cerca de el área recreativa del parque Gran Cañón. El fósil es uno de los más completos que se tienen hasta ahora y permite conocer mejor lo que ocurrió con los anquilosaurios en esta región del mundo.
Los restos que se tienen están casi completos. Se conserva el cráneo completo, la mayor parte de la columna vertebral, la rabadilla entera, partes de las extremidades anteriores y superiores, además de restos de su armadura externa entre los que destacan un par de anillos en el cuello y púas. Lo que resalta de este anquilosaurio es que a diferencia de sus parientes norteamericanos, en su cabeza tenía picos como parte de la coraza protectora.
Un anquilosaurio asiático cerca del Gran Cañón
Los anquilosaurios son una familia de dinosaurios fácilmente reconocibles por su cuerpo acorazado. Estos herbívoros de cuatro patas son una de las especies más fáciles de reconocer por su forma de tanque. Los especímenes más antiguos de los que se tiene noticia son los asiáticos y ellos contaban con espinas o picos en su cara; sin embargo, las especies reconocidas en el norte de América las perdieron.
El fósil de este dinosaurio nos cuenta una historia de migración. Se cree que la llegada de esta especie debió darse por el puente terrestre de Beringia, desde lo que ahora es Asia. Para que esto fuera posible fue necesario el descenso en el nivel del mar, así estos herbívoros lograron cruzar tranquilamente a Laramidia.
La teoría que se maneja por ahora es que hubo dos grandes migraciones de anquilosaurios a lo que ahora es Norteamérica. Los primeros en llegar adaptaron su cuerpo para adquirir una armadura plana. Por su parte la segunda ola de inmigrantes conservó su armadura de picos. Así es como este dinosaurio, ahora fosilizado, llegó a Utah.
Las características del Akainacephalus Johnsoni lo hacen suficientemente particular para considerarlo una nueva especie. Su pariente más cercano parece ser el Nodocephalosaurus kirtlandensis, encontrado en nuevo México. Sin embargo, en cuestiones de taxonomía, sus parientes más cercanos son asiáticos.
Imaginar al Akainacephalus Johnsoni es sencillo. Se trata de un cuadrúpedo acorazado rodeado de espinas, incluso la cabeza. Medía entre 4 y metros de largo. Su altura a la cadera fue de poco más de un metro. Aunque no eran unos dinosaurios particularmente altos su figura debió ser imponente por la coraza que los protegía.
Ya que se trata de una especie nueva su nombre tiene un significado muy particular. “Akaina” es una palabra griega que significa “espina” o “punta”. “Cephalus”, también del griego, significa “cabeza”. Finalmente, Johnsoni fue un nombre que se le dio en honor a un voluntario que colaboró con el museo. Se trata de un químico retirado que considera un honor esta labor y una oportunidad que aparece una vez en la vida.