Rusia trabaja en un motor de plasma para acelerar la exploración espacial Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
1 abril, 2019
Por: Luis Moctezuma
Enero de 2019 es la temporada elegida por científicos rusos para continuar experimentando con plasma termonuclear, el cual podría impulsar los motores espaciales del futuro. La investigación se realiza por parte de físicos del Instituto Budker de Física Nuclear de la Academia de Ciencias de Rusia en sus instalaciones de Siberia. Las pruebas anteriores fueron exitosas y las instalaciones están listas para experimentar con el plasma.
Una “trampa” para generar energía
El instrumento con el que se realiza la experimentación se llama SMOLA. En ruso este nombre es un acrónimo de “Trampa Magnética Abierta de base Espiral”. Esta es la base para un reactor de fusión. Las instalaciones comenzaron a usarse en 2018. Los resultados que se obtengan a partir de esta ronda de experimentos de enero será un antecedente para la construcción de un motor de plasma que mejoraría los viajes espaciales.
La intención de estos experimentos es mostrar las viabilidad de confinar plasma bajo los parámetros adecuados para un motor de cohete, así lo afirmó Alexander Ivanov el director representante del Instituto Budker. Hasta ahora la trampa de plasma ha permitido confinar al plasma dentro de un sistema magnético lineal. El objetivo es usar esta tecnología para crear un prototipo de motor de plasma útil para los viajes espaciales a grandes distancias.
En palabras de Alexander Ivanov: “los primeros experimentos mostraron que el efecto existe”. Lo que sigue ahora es reducir las pérdidas de plasma. Con la configuración actual se alcanza una temperatura de 100 mil grados para formar el plasma con la densidad adecuada para el prototipo de motor de cohete espacial.
El funcionamiento del motor ya está definido, las pruebas a realizar durante enero ayudarán a mejorarlo. Se basa en la aceleración de flujos de plasma. Dentro del campo electromagnético el plasma rota. La rotación se frena y acelera, lo que provoca la propulsión por reacción.
Una competencia por los viajes espaciales
Durante la década de los 60 la competencia espacial consistía en una pugna constante por obtener primero distintas conquistas espaciales, el panorama ahora es muy distinto. Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fueron un par de competidores férreos que en la actualidad colaboran y cuentan con muchos otros participantes. Aún con la colaboración internacional cada uno de los participantes busca desarrollar la mejor tecnología para explorar el espacio.
Otros países como Estados Unidos trabajan en sistemas similares. Ad Astrana, una empresa privada, tiene un contrato con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) desde 2015 para cohetes de plasma. Su objetivo es construir el “cohete magnetoplasma de impulso específico variable” (VASIMIR, por sus siglas en inglés). Para funcionar, su motor calienta gas a temperaturas muy altas a través de ondas de radio, gracias a campos magnéticos se mantiene bajo control.
Incluso dentro de la misma Rusia hay otras instituciones que realizan investigación similares. En octubre Energomash, una compañía privada, anunció sus planes para construir un cohete de plasma de alta potencia sin electrodos. No son los únicos, ya desde 2016 la Oficina de Diseño de Automática Química y el Instituto Kurchakov de Rusia trabajaban en un motor de plasma para vehículos espaciales. La propuesta de un motor que funcione con plasma está presente desde hace algunos años y hay distintas instituciones interesadas en desarrollarlo.
Este primer mes de 2019 será el momento de hacer pruebas que podrían llevar a nuevos motores para cohetes espaciales. Los viajes más allá de nuestro planeta se están convirtiendo en prioridad a nivel internacional. China y la Unión Europea son participantes de la carrera espacial que se han ganado su lugar junto a la nación más influyente de la Ex Unión Soviética y Estados Unidos. A diferencia de los inicios de la carrera espacial la colaboración internacional se ha vuelto una necesidad. Sin importar quien lo consiga, el motor de plasma se perfila como uno de los candidatos fuertes para mejorar la capacidad de los vehículos espaciales.