Cada vez más incendios forestales en el Ártico Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
16 julio, 2019
Al pensar en incendios forestales solemos visualizar regiones tropicales con mucho calor que propicia temperaturas altas. Sin embargo, no es la única región del planeta en que los bosques sufren incendios. Las zonas cercanas al polo norte están registrando cada vez más estos fenómenos y se han intensificado. Desde junio de este año el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copérnico (CAMS, por sus siglas en inglés), ha registrado 100 incendios forestales prolongados e intensos en el círculo polar ártico.
¿Cómo propiciar llamas en el polo norte?
Las condiciones actuales del clima propician que el norte del planeta sea más seco y caliente. La Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), reporta que esto ocurre entre entre la altura del Mediterráneo y el Ártico y es en este último donde se acentúan las condiciones propicias para incendios. El Programa de Observación Global de la Atmósfera de la WMO utiliza la tecnología satelital para detectar y monitorear las amenazas de incendio.
En la temporada de incendios de este año ya se han superado las cifras de esta década. En junio de este año se han emitido 50 megatones de dióxido de carbono; eso equivale a las emisiones anuales de Suecia. En este año ya se superó el acumulado de emisiones por la misma causa en el mismo mes durante entre 2010 y 2018.
La temporada de incendios forestales en el hemisferio norte va de mayo a octubre, pero este año las condiciones para el Ártico han salido de lo habitual. Los incendios árticos han sido particularmente severos en Alaska y Siberia, donde algunos han alcanzado el área equivalente a 100 mil campos de fútbol. Tan solo en Alaska el CAMS ha registrado casi 400 incendios forestales en 2019.
Las condiciones climáticas han cambiado drásticamente en los últimos años. Para Siberia, la temperatura se ha elevado en algunos puntos hasta 10 grados centígrados, tomando como referencia el promedio entre 1981 y 2010. Para Alaska el 4 de julio fue un día histórico ya que se alcanzó una temperatura récord de 32 grados centígrados. Otras regiones del mundo como Canadá y Europa también están resintiendo los efectos de los incendios forestales.
El seguimiento de los incendios forestales se hace desde distintos medios distribuidos alrededor del globo. El CAMS es parte del Centro Europeo para el Pronóstico del Rango Medio del Clima. También se recurre a información de los satélites Aqua y Terra de la NASA que forman parte del Sistema Global de Asimilación de Fuego (GFAS, por sus siglas en inglés). Gracias a ellos se puede estimar los niveles de emisión de contaminantes. En este último aspecto también se recurre al Programa Global de Observación Atmosférica (GAW, por sus siglas en inglés).
Los riesgos de estos incendios forestales van mucho más allá de la emisión de dióxido de carbono. Como parte del incendio también se producen otros gases tóxicos como monóxido de carbón, óxidos de nitrógeno y otros compuestos orgánicos. Además, bajo la superficie permanentemente congelada de los polos, también llamada permafrost, se encuentran grandes cantidades de metano.
Las condiciones polares propician que las reacciones sean intensas. Al caer el humo sobre la superficie modifica el entorno. La luz solar ya no es reflejada sino que se absorbe y esto aumenta el ritmo de calentamiento. Mientras la superficie se calienta el permafrost se derrite. Con esto el metano comienza a escapar de hacia la atmósfera e incrementa los niveles de gases contaminantes.
Este verano ha sido una temporada particularmente difícil para los polos. Aún quedan algunos meses para que los incendios continúen y el monitoreo es indispensable para tomar acciones rápidas que reduzcan su efecto. No es sólo el polo norte el que se incendia, el resto del planeta resiente los efectos. Por ahora ya tenemos récords históricos que no son alentadores y no se deben ignorar.