La sonda china CHANG’E 4 realiza histórico aterrizaje en la cara oculta de la Luna Copiar al portapapeles
POR: Deyanira Almazán
3 enero, 2019
La nave espacial China Chang'e-4 aterrizó con éxito en el lado más alejado de la luna esta mañana del 3 de enero, logrando colocarse como la primera misión en llegar a este poco conocido lado de nuestro satélite.
Los medios estatales de China confirmaron que el momento del alunizaje ocurrió a las 10:26 a.m. hora local; más tarde, la Administración Nacional del Espacio de China publicó las primeras fotografías. En las próximas horas se espera que se despliegue el rover, o vehículo móvil, de 140 kg que lleva a bordo el módulo de aterrizaje.
Además de fotografías en alta resolución, lo que esperamos de esta importante misión es un mayor entendimiento de nuestro satélite. Entre los objetivos científicos está el análisis de su superficie, la composición del subsuelo, la evaluación del entorno de radiación y su interacción con el regolito, un proyecto sobre las ondas de radio y la fotosíntesis en la atmósfera lunar.
Lugar de aterrizaje
Chang'e-4 se lanzó el 8 de diciembre de 2018 y se mantuvo en órbita lunar desde el 12 de diciembre. Ahí probó las comunicaciones y se preparó para un aterrizaje en sintonía con la salida del sol, de forma que sus artefactos que funcionan con luz solar pudieran comenzar a trabajar inmediatamente.
El lugar donde aterrizó se encuentra en el cráter Von Kármán, un cráter de 186 kilómetros de diámetro que está ubicado dentro de la cuenca del Polo Sur-Aitken (SPA) de 2,500 kilómetros de ancho. Esta cuenca probablemente se formó por un gigantesco impacto de asteroides que pudo haber traido a la superficie material del manto superior de la luna. Muestras de ese lugar pueden ofrecer a los científicos una vasta información sobre la composición de nuestro satélite y arrojar importantes pistas sobre la historia y el desarrollo del sistema solar.
Objetivos científicos
El módulo de aterrizaje lleva cámaras para observaciones del terreno y un espectrómetro de baja frecuencia para estudiar las explosiones solares. El rover tiene una cámara panorámica, un espectrómetro para identificar materiales de la superficie y un radar de penetración en el suelo para sondear estructuras subsuperficiales.
La misión también tiene como objetivo medir la radiación y utilizar radioastronomía de baja frecuencia para escuchar las débiles señales que permanecen en el cosmos desde la formación de las primeras estrellas del universo, entre otras cosas. El módulo de aterrizaje también lleva una minúscula biosfera desarrollada por universidades chinas que estudiará la interacción de baja gravedad de varias plantas y gusanos de seda.
La otra cara de la Luna, un enorme desafío
No por nada las 27 misiones que han llegado a la luna se enfocaron en la cara que vemos. Llegar al otro lado plantea grandes desafíos. La comunicación directa con las naves espaciales en el lado opuesto están bloqueadas por la propia luna.
Pero en mayo de 2018, China colocó un satélite de relevo de comunicaciones llamado Queqiao en un circuito a 65,000 kilómetros más allá de la luna en el Punto 2 de Lagrange de la Tierra y la Luna, un lugar gravitacionalmente equilibrado desde el cual la nave puede intercambiar señales con la Tierra y el otro lado de la Luna. Hasta ahora, el sistema parece estar funcionando bien.
¿Qué sigue?
La Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC, por sus siglas en inglés) anunció que planea devolver muestras de la luna con la misión Chang'e-5. programado para su lanzamiento a finales de este año. La nave intentará recuperar hasta 2 kilogramos de tierra y roca del Oceanus Procellarum, un vasto mar lunar en el lado cercano que aún no ha sido visitado por ninguna nave espacial. China está estudiando posibles aterrizajes tripulados de la luna para algún tiempo después de 2025.