Restos de trampas de Mamut en Tultepec cambiarían la historia Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
8 noviembre, 2019
Tultepec, en el Estado de México es reconocido como “La tierra de la pirotecnia”; sin embargo hallazgos de fechas recientes podrían convertirlo en una “Tierra de mamuts”. Todavía los libros de historia nos muestran las cacerías de estos seres en terrenos fangosos, con el animal acorralado ante su incapacidad de escapar. La gran referencia a estos paquidermos en territorio americano del primer libro de historia en educación básica (cuarto de primaria), muestra esta escena con el título “Cacería del mamut por grupos nómadas”. 824 huesos de mamut recuperados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuentan una historia muy diferente.
Trampas y costumbres al cazar mamuts
El INAH dio a conocer el resultado de casi 10 meses de excavaciones. Se tiene un total de 824 huesos pertenecientes a 14 individuos. El escenario que se encontró es muy distinto a un golpe de suerte de cazadores nómadas que encontraron a un confundido y empantanado mamut. Se reconocen 2 trampas que se excavaron hace 15 mil años, aproximadamente.
El escenario tenía un destino muy distinto a las excavaciones arqueológicas. Se pretendía hacer un relleno sanitario y ahí aparecieron los restos de 2 trampas con paredes verticales (a 90 grados) de 170 metros de profundidad y 25 metros de diámetro. En palabras de Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, “representa un parteaguas, una piedra de toque sobre lo que hasta ahora imaginábamos fue la interacción de bandas de cazadores-recolectores con estos enormes herbívoros”.
La cantidad de huesos ya es una cifra importante pero hay más detalles que salen de lo esperado. Entre los restos recuperados se encuentran: 8 cráneos, 5 mandíbulas, un centenar de vértebras, 179 costillas, 11 escápulas, 5 húmeros, algunas ulnas, pelvis, fémures, tibias y otros huesos “pequeños”. Con esto la excavación conocida como “Tultepec II” obtiene la categoría de “megasitio de mamut”.
Aunque en otras partes del mundo hay registros de mamuts en cantidades mayores, la presencia de las trampas es algo poco común. Si buscamos algo similar en el mundo nos encontramos con trampas japonesas de 40 mil años de edad, aunque su naturaleza es distinta, ya que estaban dedicadas a mamíferos de tamaño medio.
Se tiene indicios de tres sitios cercanos en San Antonio Xahuento, parte de Tultepec, de otros 3 sitios más con restos de mamut. No se trata de trampas únicas, sino que sería un sistema de ellas que facilitaría la caza de estos enormes mamíferos. Con este sistema, el margen de error se reduce y la posibilidad de atrapar al animal es mucho mayor que si se atrapara únicamente a los desafortunados que cayeron en el fango, como se creía hasta ahora.
Las trampas eran un espacio dedicado específicamente a la caza y la disposición de los huesos hace imaginar también fines rituales. Como ejemplo, el arqueólogo Luis Córdoba Barradas, de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH, habla sobre algunos huesos en los que se ven marcas de uso. Sobre 5 costillas se reconoce que eran usadas para recargarse y cortar la carne. También se encuentra una ulna que se usó para pulir, posiblemente para retirar la grasa de la piel. También los cráneos se encontraron invertidos y esto lleva a pensar que se comían la lengua, junto con los otros órganos.
La posición en que estaban acomodados los huesos propone fines rituales. El mismo especialista narra la forma en que se encontraron los huesos de un mamut del que se conservan dos terceras partes. Sus escápulas estaban sobrepuestas y colocadas a la izquierda del cráneo. Debajo de este último había una vértebra dorsal de 60 centímetros. Alrededor se encontró la defensa (los grandes colmillos) de otro mamut con curvatura de 3 metros. Sobre este ejemplar se reconocen marcas de ataque y signos de regeneración en la herida. La explicación de Luis Córdoba es que se le persiguió por años y se le consideraba valiente y feroz, lo que llevó a rendirle homenaje con esta disposición.
Es mucho lo que falta por explorar en Tultepec. El hallazgo de estas trampas nos hace reimaginar el pasado del Valle de México y sus alrededores. Por el momento el Museo del Mamut ya tiene mucho material nuevo pero falta mucho por descubrir. Ahora sabemos que la caza de estos gigantes no era una combinación de suerte y habilidad, sino que había toda una estrategia detrás. Los huesos que se tienen hasta ahora ya muestran una historia compleja, las futuras excavaciones nos mostrarán la relación que tuvieron nuestros ancestros con los mamuts.