Acapulco brilla ante la ausencia de turistas Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
23 abril, 2020
Uno de los destinos turísticos favoritos para los capitalinos es Acapulco. Tan solo en diciembre del año pasado contó con la presencia de 590 mil turistas, según datos de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur). La presencia humana trae consigo distintas consecuencias como la ausencia de otros seres vivos típicos de la región. Durante la cuarentena para evitar la propagación del virus SARS COV 2 y el Covid-19 se presentó un fenómeno que hacía 6 décadas que no se veía: la bioluminiscencia.
Un show de luces natural
Para los visitantes la relación entre espectáculos de luces y las playas de Acapulco es común; sin embargo, este fue completamente distinto a los que estamos acostumbrados. La noche del 20 de abril se reportó bioluminiscencia en Puerto Marqués, parte de la playa de Acapulco, en el estado de Guerrero. Este fenómeno es común en otras partes del país como Holbox en Quintana Roo o Chacahua en Oaxaca.
Las costas de Puerto Marquez recibieron el choque de olas de color azul aguamarina fosforescente. Este fenómeno no ocurría desde hace 60 años, según comentarios de los pobladores. La bioluminiscencia es un fenómeno provocado por distintos organismos. Ocurre en bacterias, moluscos crustáceos, insectos, peces y medusas. El Fideicomiso de Turismo de Acapulco (Fidetur Acapulco) informó que en este caso se produjo por microalgas o plancton luminoso.
La bioluminiscencia se produce por una reacción química. La proteína llamada “luciferina”, el oxígeno molecular y el adenosín trifosfato (ATP), son los elementos de esta reacción. El oxígeno oxida a la luciferina, aparece un compuesto llamado luciferasa que acelera la reacción y el ATP proporciona la energía. El resultado es agua y luz brillante. Así lo explica el biólogo Enrique Ayala Duval, egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Para que este fenómeno sea observable se requiere la combinación de diferentes factores. Además de los organismos bioluminiscentes se requiere una noche oscura para poder apreciarla. Este fenómeno no siempre es percibido por el ojo humano. Que fuera posible captarlo a través de cámaras era todavía más complicado. Aún así, las imágenes se dispersaron rápidamente.
Los habitantes de la zona tomaron fotografías y video para documentar este evento poco habitual. Tanto para la población local como para quienes alguna vez han visitado las playas de Acapulco es un fenómeno sorprendente. Para muchos, esto es una confirmación de los beneficios que le está trayendo al medio ambiente la ausencia humana.
En condiciones normales la actividad turística es muy agitada, lo que aleja a distintos seres vivos. La presencia de motos acuáticas y barcos es constante. Ahora que la actividad humana se encuentra en pausa fue una oportunidad para que seres vivos que no estaban habituados a visitar Acapulco hicieran su aparición. Hace 60 años no se daba este fenómeno y no sabemos hasta cuándo durará. Mientras tanto, las imágenes ya circulan por la red maravillando a propios y extraños.