Misión lunar japonesa revela impacto de asteroides hace 800 millones de años Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
22 julio, 2020
En portada: cráter Copernicus en la Luna. Crédito: NASA Lunar Reconnaissance Orbiter
El cráter de Chicxulub, en la Península de Yucatán, es la marca del choque de quizá el meteorito más famoso de la historia; sin embargo, no ha sido el único. Mucho antes de la existencia de los dinosaurios, y la mayoría de los seres vivos, ya habían ocurrido otras colisiones. A diferencia de la superficie terrestre, la de la Luna conserva las huellas de estos impactos y cuando la misión “Kaguya” la estudió, aparecieron vestigios de hace 800 millones de años, cuando la vida apenas comenzaba en nuestro planeta. Los resultados fueron publicados recientemente por la revista Nature.
Huellas de 800 millones de años
Kaguya es una "dama lunar" en el folclore japonés. La historia cuenta que su belleza era tal que el Emperador se enamoró de ella al mirarla un día de cacería y jamás la olvidó, aún cuando ella regresó a la Luna y le dejó un mensaje de despedida. Para comunicarse con ella mandó quemar una astilla con el elixir de la vida que enviaría un mensaje desde la cima del monte Fuji hasta el cielo. Este fue el nombre de la misión japonesa que despegó en 2007 y observó la superficie lunar hasta su choque programado, el 10 de febrero de 2009.
La misión espacial reveló una historia de colisiones ocurrida hace 800 millones de años. Kaguya observó la cara lunar que no es visible desde la Tierra, a la que se suele llamar el “lado oscuro de la Luna”, aunque irónicamente no la vemos mientras recibe directamente la luz solar. Ahí se encuentran racimos de cráteres que quedaron tras el impacto de una ráfaga de pequeños asteroides que en conjunto superaban la masa del que varios cientos de millones de años después acabaría con los dinosaurios.
La Tierra y su satélite natural forman un sistema. Por lo anterior se deduce que si la Luna fue bombardeada, nuestro planeta también habría recibido parte del impacto. Esto habría ocasionado daños catastróficos en la ecósfera terrestre. Cuando esto ocurrió la Tierra no había llegado aún al periodo Criogénico, el segundo de la era Proterozoica, en que aparecieron los primeros organismos unicelulares. Los investigadores remarcan esta coincidencia debido a que en aquella etapa nuestro planeta tuvo cambios medioambientales drásticos.
Mientras que la Tierra ha sufrido varios cambios desde entonces, la Luna ha conservado su superficie intacta. La erosión en las marcas sobre la Tierra hace imposible reconocerlas actualmente. El equipo de investigadores incluyó a Kentaro Terada, de la Universidad de Osaka del Departamento de Ciencias Espaciales y de la Tierra, Tomokatsu Morota del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Tokyo, y Mami Kato del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Nagoya. Para su estudio analizaron 59 cráteres lunares con diámetros mayores a 20 kilómetros. Los resultados iniciales mostraron que 8 de los 59 cráteres de habían creado simultáneamente.
Los cálculos realizados por el equipo de investigadores indican que el grupo de meteoritos debió ser entre 30 y 60 veces mayor al que colisionó en Chicxulub hace 66 millones de años. La cifra estimada es de entre 4 y 5 x1016 kilogramos de masa en todo el conjunto de meteoritos. La edad de los cráteres se calculó a partir de muestras del cráter Copernicus, que fueron recolectados por la misión Apollo 11. A través de un análisis de los cráteres, que incluye sus bordes y la presencia de otros cráteres más pequeños, los investigadores concluyeron que 8 de ellos tenían la misma edad de Copernicus.
Tomando como base las órbitas de asteroides conocidos hace 800 millones de años se cree que provenían de Eulalia. Este objeto se encuentra en el cinturón de asteroides y tiene un diámetro de aproximadamente 40 kilómetros. El periodo Criogénico se caracteriza por el enfriamiento de todo el planeta: de polo a polo. Se cree que los volcanes participaron en este proceso de enfriamiento pero las marcas sobre la luna apuntan a otra posibilidad: el bombardeo de meteoritos pudo ser el causante de los cambios ambientales.
Así como el humo del monte Fuji se mantuvo durante mucho tiempo para llevar el mensaje del Emperador a su amada, los cráteres permanecieron ahí para contarnos la historia del bombardeo. 800 millones de años después sabemos que la Luna recibió un gran número de impactos y posiblemente este evento influyó en la aparición un periodo helado para nuestro planeta.
Fuentes: Revista Nature, Livescience