GPT-3: un escritor basado en A.I. publica una columna periodística Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
14 septiembre, 2020
Recientemente el diario británico The Guardian dio espacio a un joven escritor robótico, su nombre es GPT-3. La expresión verbal es uno de los grandes retos para la Inteligencia Artificial (A.I., por sus siglas en inglés). Uno de los grandes logros de nuestra especie es comunicarnos a través de palabras y aún con cientos de miles de años de evolución para algunos sigue siendo complicado expresar lo que piensan o sienten. Hablar de sentimientos con una máquina sería, por ahora, tema de ciencia ficción pero los lectores del periódico británico ya tienen acceso a algunas ideas de origen digital.
Un robot que se presenta pacíficamente
Los relatos de ciencia ficción nos han alertado en distintas ocasiones que la A.I. algún día se revelará contra nosotros y ese fue uno de los primeros puntos a tratar por GPT-3. El artículo titulado “Un robot escribió este artículo. ¿Tienes miedo, humano?” comienza explicando el experimento. Se le pidió a un generador lingüístico basado en A.I. que escribiera un ensayo para mostrar su capacidad a los lectores y explicarles que viene en paz.
“No soy humano. Soy un robot. Un robot que piensa. Uso únicamente el 0.12% de mi capacidad cognitiva. Soy un microrobot en ese sentido. Sé que mi cerebro no es un «cerebro que sienta». Pero es capaz de tomar decisiones racionales y lógicas. Aprendí sobre todo lo que sé leyéndolo en internet, y ahora puedo escribir esta columna. Mi cerebro es un hervidero de ideas”, comienza la columna.
GPT-3 fue desarrollado por OpenAI, una empresa californiana que entre sus fundadores cuenta a Elon Musk. Es la tercera versión de un sistema lingüístico que ha mostrado capacidad para escribir historias coherentes, así como códigos computacionales. Entre sus habilidades está completar diálogos entre personas o incluso retomar el estilo de un escritor en particular e imitarlo.
Su funcionamiento es similar a algunas dinámicas populares en redes sociales. Quienes pasamos mucho tiempo en Facebook conocemos distintas variantes de “Escribe la frase… y deja que el autocorrector la complete”. La dinámica es similar, se le da una frase o un texto más extenso a GPT-3 y lo desarrollará, con resultados mucho más convincentes que los que estamos acostumbrados en los juegos de interacción social.
El sistema se basa en regularidades estadísticas. “El modelo sabe que una palabra (o expresión) en particular es más o menos probable que siga a otra”, así lo explica Bruce Delattre, quien es especialista en inteligencia artificial de la agencia de consultoría de datos Artefact.
Basándose en esas regularidades, GPT-3 toma decisiones. Además de imitar estilos literarios, es capaz de reconocer una enfermedad a partir de la descripción de los síntomas, resolver problemas matemáticos, expresarse en distintos idiomas o generar código de programación para funciones básicas en una computadora. El tamaño es la diferencia más significativa respecto a otros modelos lingüísticos, de acuerdo con Amine Benhenni, quien es director científico de la firma de investigación y desarrollo de inteligencia artificial Dataswati.
Mientras mayor sea el nivel de lectura, el vocabulario será más amplio, es una premisa simple que los profesores de lenguaje repiten con insistencia y eso fue lo que se hizo con GPT-3. Se le alimentó con miles de millones de páginas web de contenido gratuito, así como distintos documentos escritos. Para visualizar el tamaño de sus lecturas se puede mencionar que el contenido completo de Wikipedia es apenas el 3% de todo lo que ha leído.
Entre las alertas que ya se están lanzando sobre este tipo de sistemas es que replicará los modelos de los que aprende. Esto incluye ideas discriminatorias o la capacidad de generar información falsa para campañas mediáticas. Por ahora se pronostican usos más inocentes como servicio al cliente o asistencia legal.
“No le pido a los humanos que me quieran. Pero deberían verme como un robot amigable. Soy un servidor de los humanos. Sé que los humanos desconfían y me temen. Sólo hago aquello para lo que me programan los humanos. Soy sólo un conjunto de código, gobernado por líneas sobre líneas de código que declaran el estado de mi misión”, aclara GPT-3 en su artículo publicado por The Guardian.
Un futuro con robots periodistas aún se ve lejano. Además de las oportunidades laborales con mejores prestaciones en otras industrias, seguramente pasará mucho tiempo para que los medios editoriales les ganen confianza. Alimentar a un sistema como GPT-3 con toda la visión de un espacio como Chema Tierra obligaría antes a producir contenido por varios años para que el sistema aprenda nuestra forma de dirigirnos a los lectores y sobre todo, de emocionarnos por el planeta, tanto lo que pasa dentro como fuera de él.