La deforestación aumenta la presencia de enfermedades infecciosas Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
26 marzo, 2021
La deforestación es un problema para la biodiversidad, la sustentabilidad y además la salud humana. Brotes infecciosos como el que vivimos actualmente por la propagación del virus SARS CoV-2 se relacionan con la devastación de espacios naturales. Un estudio recientemente publicado por la revista científica Frontiers in Veterinary Science vincula la deforestación y el cambio en el uso de suelo, principalmente para el cultivo de palma de aceite, con brotes de enfermedades infecciosas y zoonóticas (como el virus que causa Covid-19).
Cada vez más cerca de nuevas enfermedades
El estudio realizado por Serge Morand y Claire Lajaunie se basó en datos recopilados entre 1990 y 2016. En él se analizó el nivel de deforestación (principalmente en países tropicales) y reforestación (principalmente en países templados). Entre sus hallazgos está un tipo de cultivo particularmente relacionado con brotes de enfermedades: la palma de aceite.
En el artículo se analiza de forma global la forma en que los cambios en el terreno forestal promueven el avance de enfermedades hacia los seres humanos. Se consideran tanto enfermedades transmitidas por vectores, así como las que se distribuyen mediante insectos portadores como garrapatas o mosquitos.
Al mismo tiempo, la invasión de espacios naturales permite que nuestra especie entre en contacto con fauna silvestre que es portadora de virus, bacterias y otros microorganismos. El contacto con patógenos zoonóticos tiene como resultado brotes infecciosos como el de Covid-19.
La clave de este fenómeno está en la simplificación de los hábitats. De forma natural un amplio número de especies vegetales podrían poblar la zona. Al reforestar o instalar plantaciones de palma de aceite se da prioridad a una especie. Con una biodiversidad menor, se favorece la aparición de reservorios animales y vectores de enfermedades, de acuerdo a Serge Morand, del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), en Francia, quien participó en el estudio.
"Aún no conocemos los mecanismos ecológicos precisos en juego, pero planteamos la hipótesis de que las plantaciones como la palma aceitera se desarrollan a expensas de las áreas boscosas naturales, y la reforestación es principalmente bosque de una misma especie de árbol", explica Morand.
Desde tiempo atrás se sabe que la deforestación promueve efectos negativos. Lo novedoso de este estudio es que se enfoca en la relación existente entre las epidemias y los cambios en el uso del suelo forestal. El estudio consistió en una comparación entre la cobertura forestal durante el periodo elegido (1990 a 2016), la densidad poblacional de las regiones forestales y los brotes de enfermedades zoonóticas transmitidas por vectores.
También se consideró el cambio en el uso de suelo. En este caso se tomó en cuenta pastizales y terrenos abandonados que pasaron a tener un uso agrícola. Los resultados de este nuevo estudio confirman sospechas de trabajos anteriores en que se señalaba a los cultivos de palma de aceite como factor determinante para la propagación de enfermedades.
El estudio de Morand y Lajaunie encontró una relación estrecha entre deforestación y epidemias específicas. Entre ellas están la malaria y el ébola en países tropicales como Brasil, Perú, Bolivia, República Democrática del Congo, Camerún, Indonesia, Myanmar y Malasia. En naciones de clima templado como China y Estados Unidos la forestación con especies seleccionadas mostró un vínculo estrecho con la enfermedad de Lyme.
No hubo una clasificación dentro de los espacios reforestados que se analizaron pero sí se encontró la constante de la palma de aceite, esto resalta en países como China y Tailandia. En aquellas naciones asiáticas el nivel de deforestación es mínimo pero se ha cambiado el uso de uso para cultivar palma de aceite. Ese par de países se mostró particularmente susceptible a enfermedades transmitidas por mosquitos como dengue, zika y fiebre amarilla.
"Esperamos que estos resultados ayuden a los legisladores a reconocer que los bosques contribuyen a la salud del planeta y de las personas, y que los gobiernos deben evitar la forestación y la conversión agrícola de los pastizales", declara Morand.