Los terremotos más antiguos registrados en México se encuentran en códices Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
10 septiembre, 2021
Los temblores que actualmente son comunes en nuestro país no son un fenómeno reciente. El territorio mexicano se encuentra en la zona de encuentro de tres placas tectónicas: la del Caribe, la de Cocos y la del Pacífico. Nuestro territorio tiene una larga historia sísmica y los registros más antiguos que se conservan provienen del siglo XV de la era común. El Códice Telleriano Remensis reporta 12 terremotos ocurridos entre 1460 y 1542.
Un evento importante en la cosmogonía mesoamericana
“No es sorprendente que existan registros prehispánicos que describen terremotos por dos razones”, explica Gerardo Suárez, quien aparece como primer firmante en el artículo titulado “Los primeros relatos prehispánicos escritos de terremotos en las Américas”, que fue publicado recientemente en Seismological Research Letters. El especialista pertenece al Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigó el códice Telleriano Remensis junto con Virginia García Acosta del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
“Los terremotos son frecuentes en este país y, en segundo lugar, los terremotos tienen un significado profundo en la visión cosmológica de los pobladores originales de lo que ahora es México”, explica Suárez. Un fenómeno natural frecuente en la zona no podía pasar inadvertido en la cosmovisión prehispánica. La visión cíclica del universo tomó forma en mitos como el de los cinco soles; en él se narra la destrucción de los mundos previos a través de eventos como inundaciones o lluvia de fuego. De acuerdo con esta forma de explicar el mundo, el quinto sol terminaría por efecto de los terremotos.
El códice Telleriano Remensis fue creado en el siglo XVI. En él se encuentran pictogramas que describen terremotos ocurridos en el siglo anterior. Entre los datos que se encuentran en él están la ubicación, así como la extensión o nivel de daño que causaron. Para su investigación, Suárez y García Acosta recurrieron también a documentos posteriores a la conquista española para crear un panorama más amplio que mostrara la actividad sísmica hasta el siglo XV.
Tras la conquista del territorio mexicano se destruyeron muchos de los códices originales. Sin embargo, el estilo pictográfico se conservó para documentos que fueron hechos hasta el siglo XVIII. Este es el caso del códice Telleriano Remensis. En él se encuentran comentarios en latín, español e italiano a modo de glosas que acompañan los símbolos prehispánicos. En náhuatl los terremotos son llamados tlalollin y para representarlos se recurre a dos signos: ollin (movimiento) y tlalli (tierra). Visualmente tlalollin se representa con cuatro hélices con un ojo o círculo al centro grabado en una o varias capas con puntos y colores diferentes.
Un detalle que resalta en el códice que se analizó durante la investigación es que existen variaciones en la forma de representar a los terremotos. De acuerdo con Suárez, es probable que estas variaciones tuvieran un significado, aunque no se reconoce aún cuál. “Los dibujos en los códices tenían una disciplina muy estricta y no estaban abiertos a la voluntad artística de las personas capacitadas para hacerlos, los tlacuilos. Esperamos que en el futuro aparezca algún códice o documento desconocido que nos ilumine respecto a esto”, comenta el especialista.
Para complementar la información del códice, Suárez y García Acosta recurrieron a otros documentos que ofrecen datos adicionales. Ejemplo de esto es un relato de Fray Juan de Torquemada que describe un terremoto ocurrido en 1496 en la provincia de Xochitepec. Este lugar se ubica en Guerrero, que recientemente mostró actividad sísmica. La descripción sugiere que en ese año ocurrió un terremoto prolongado de magnitud 8 o mayor; desde 1945 no se ha registrado uno de esas dimensiones en la región.
El estudio de terremotos ocurridos en el pasado nos ayuda a complementar la historia del lugar en que vivimos. El territorio que ahora compone México tiene una larga historia de actividad sísmica. Si bien, los terremotos no son eventos predecibles, el comprender que han estado presentes desde hace mucho tiempo permite una visión amplia del fenómeno. Los terremotos fueron eventos importantes para nuestros antepasados y lo siguen siendo hoy en día para nosotros. Así como ahora registramos sus efectos en video con nuestros teléfonos, los antiguos pobladores de nuestro territorio lo hicieron en códices.