Una ola de calor afectó gravemente a los pingüinos de Magallanes en 2019 Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
9 enero, 2022
Las olas de calor son fenómenos que cobran un gran número de vidas cada año. En 2019 el hemisferio sur vivió un evento de este tipo en que los afectados fueron los pingüinos de Magallanes que habitan las costas argentinas. Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington fueron los encargados de dar seguimiento a lo ocurrido en Punta Tombo, Argentina. Recientemente se publicaron los resultados en la revista científica Ornithological Applications. Como parte del recuento se tiene registro de 354 pingüinos.
Cambios en el clima: un riesgo más allá de la especie
El 19 de enero de 2019 Punta Tombo alcanzó la temperatura récord de 44 grados Celsius a la sombra. En los días posteriores a este registro histórico los investigadores estadounidenses encontraron los cuerpos de 354 pingüinos. La fecha coincidió con la temporada de cría de las aves y gran parte de los decesos fueron de machos adultos.
“Esta es la primera vez que hemos registrado un evento de muerte masiva en Punta Tombo conectado con temperaturas extremas”, comenta Katie Holt, quien estudia el Doctorado en Biología en la Universidad de Washington y es la primera firmante del estudio. El evento no tiene precedentes, al menos en el periodo del que se tiene registro en esta región del mundo.
Desde 1982 la Universidad de Washington estudia directamente a los pingüinos de Magallanes en Punta Tombo. Las temperaturas que suelen registrarse en época de cría son de entre 10 y 37 grados Celsius. Un año antes de este evento se había registrado una temperatura récord de 43 grados; sin embargo, en esa ocasión no se registró ningún evento de muerte masiva, de acuerdo con Holt.
Las muertes de pingüinos ocurrieron en proporciones diferentes. Casi tres cuartos de los individuos muertos fueron adultos: 264. La mayoría de ellos murió por deshidratación, de acuerdo a los análisis que se hicieron posteriormente. 27% de estos adultos se encontraron camino al océano, donde podrían rehidratarse gracias a sus glándulas que filtran el agua salada. La distancia entre el lugar donde se establece la colonia y la costa es de más de un kilómetro, que se convierte en un viaje de 40 minutos para estos pingüinos.
La distribución de los cadáveres también varió de acuerdo a la ubicación. Los investigadores reconocen la influencia de los microclimas en este detalle. Por ejemplo, para los habitantes de la colonia central hubo un 5% de adultos muertos, mientras que en otros puntos hubo pocas bajas o ninguna. Otros factores que influyeron fueron el estado de salud individual, así como su nivel de nutrición.
No es el primer evento de muerte masiva de pingüinos de Magallanes en Punta Tombo pero sí es uno muy peculiar. Ya antes se había registrado una muerte masiva a causa de las tormentas, en aquella ocasión se perdió casi a la mitad de la población, principalmente polluelos. Lo preocupante de 2019 fue que las víctimas fueron en su mayoría adultos. Al perder un mayor número de adultos se pone en riesgo la supervivencia de las colonias, sobre todo al ocurrir en época de cría.
Otro dato significativo es que 8 de cada 10 adultos muertos fueron machos. Este dato es reflejo de la distribución poblacional, más que de una resistencia al calor en función del género. La proporción de hembras que regresan a Punta Tombo es menor debido a la dificultad que tienen para encontrar alimento en el océano abierto en temporada de cría. Esto ha provocado que la colonia se reduzca desde la década de los 80 del siglo XX.
A diferencia de los adultos, los polluelos no murieron por deshidratación. Los análisis post mortem revelaron que sus cuerpos estaban aparentemente sanos. Con ellos el problema fue la incapacidad para regular sus cuerpos en función de las altas temperaturas, de acuerdo con Holt.
Eventos como este ayudan a la comunidad científica a reconocer los límites de supervivencia de diferentes especies. “Los pingüinos serían capaces de enfrentarlo, por ejemplo, moviendo los lugares de reproducción”, explica Holt. “Pero tomará tiempo investigar si esas adaptaciones son realmente efectivas”, añade. Mientras el clima cambia aceleradamente, los procesos de investigación científica son más lentos. Ahora conocemos los detalles de lo que ocurrió en 2019 pero el cambio climático no ha dejado de avanzar desde entonces.