A 23 años de que el mexicano Mario Molino recibiera el Premio Nobel de química Copiar al portapapeles
POR: Raisa Lozano
10 noviembre, 2018
El 11 de octubre de 1995 los mexicanos sentimos un gran orgullo cuando el científico mexicano Mario Molina y su colaborador Sheerwood Rowlan, junto con Paul Crutzen recibieron el Premio Nobel de química. Reconocimiento que se otorga a aquellas personas que han aportado conocimientos sobre el tema en beneficio a la humanidad.
¿Quién es Mario Molina?
Mario Molina es un científico nacido en la ciudad de México. Curso sus primeros estudios universitarios en la UNAM y posteriormente estudió un posgrado en cinética de la polimerización en la universidad de Friburgo en Alemania.
Años más tarde cursó su doctorado en fisicoquímica en 1972 en la universidad de Berkeley California. Fungió como profesor en el Institute OF Masachusettes (MIT, por sus siglas en inglés) y fue parte de los 21 científicos que formaron parte del consejo de asesores de ciencia y tecnología del ex – presidente estadounidense Barack Obama, entre muchas otras colaboraciones tanto en México como en el extranjero.
Es un símbolo de orgullo nacional e inspiración para muchos científicos mexicanos.
Mario Molina recibió de Barack Obama la Medalla Presidencial de la Libertad en 2013. Crédito: EFE
Pero ¿por qué Molina es tan importante, no solo para México, sino para el mundo?
Todos los días utilizamos el refrigerador en nuestras casas para que la comida no se descomponga y para que esto pueda ser posible estos electrodomésticos utilizan una sustancia que permite mantenerse a bajas temperatura.
Antes de 1970, esta sustancia era amoniaco; una sustancia eficaz pero tóxica e inflamable. Por esta razón se buscó un sustituto menos dañino y fue entonces que los laboratorios DuPont sacaron un producto llamado comercialmente FREON-11.
El FREON-11 es una sustancia que contenía entre sus componentes CFC (clorofluorocarbonos). Estos componentes se utilizaron como refrigerantes en autos, aerosoles, plásticos, sistema de aire acondicionado, refrigeradores, entre otros.
Ante una conferencia que impartió el investigador británico James Lovelack, acerca de la presencia de las moléculas de CFC en la atmósfera, Rowland y Molina se interesaron en el tema, por lo que decidieron retomar la investigación con más a detalle en el comportamiento de dichos compuestos.
Los CFC y su daño a la capa de ozono
Lo que descubrieron fue fascinante pero aterrador. Las moléculas de CFC suben a la estratósfera, en donde las moléculas de ozono fungen como filtro protector de los dañinos rayos ultravioletas del sol. El ozono junto con el oxígeno absorben entre el 97% y el 99% de los rayos UV, los cuales son los causantes del envejecimiento prematuro, cáncer de piel, problemas en los ojos, aparte que es perjudicial para la vida marina y disminuye el ritmo de crecimiento de las plantas y el derretimiento de los casquetes polares.
Lo aterrador fue que las moléculas de CFC adelgazan y destruyen las moléculas de ozono. Los CFC pueden permanecer en la atmosfera hasta 100 años y un solo átomo de cloro puede reaccionar o destruir hasta 100,000 moléculas de ozono.
Los científicos descubrieron también que un millón de toneladas de CFC podría adelgazar dicha capa entre un 7% a 13% por año. Ese mismo año, los investigadores Paul Crutzen y Harold Johnson demostraron que los óxidos de nitrógeno, que se pueden encontrar en los gases de combustión producidos por los aviones o en los aerosoles, podían fungir como catalizadores en la reacción de ozono con otros compuestos. Ante este estudio, Mario y Rowland alertaron a la comunidad internacional acerca del riesgo de los productos que contuvieran CFC.
A partir de 1987, más de 150 países firmaron el acuerdo de Montreal para reducir gradualmente la producción de estos compuestos y permitir la regeneración del agujero de la capa de ozono. Ahora se sabe que tomando las medidas pertinentes se puede llegar a regenerarse en 20 años.
‘’Los científicos pueden describir los problemas que afectaran el medio ambiente basándose en la evidencia disponible; sin embargo, la solución no es responsabilidad de los científicos, si no de la sociedad en su totalidad’’ Dr. Mario Molina Premio Nobel de química.