A 31 años de los sismos que conmocionaron a México Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de magnitud 8.1 cimbró la Ciudad de México y sus alrededores a las 07:19 hora local.
El sismo se sintió en un área de 825,000 kilómetros cuadrados, desde la Ciudad de Guatemala hasta Houston, Texas, pero el violento temblor fue más intenso en la Ciudad de México, sacudió también Ciudad Guzmán, Jalisco y las ciudades de la costa del Pacífico, Lázaro Cárdenas, Ixtapa y La Unión.
El terremoto fue resultado de la subducción de la Placa de Cocos que se hunde debajo de la placa Norteamericana. El epicentro se localizó en el Océano Pacífico, de acuerdo con el Instituto de Geofísica de la UNAM, frente a la desembocadura del Río Balsas, localizada entre los límites del estado de Michoacán y Guerrero, a las 7:17:48 am., alcanzando a la Ciudad de México a las 7:19 am.
Varias réplicas sucedieron al fenómeno, siendo la más significativa la del día siguiente a las 19:37 con una magnitud de 7.3 grados. Esta réplica también causó daños materiales, sobre todo ien las construcciones dañadas previamente por el primer sismo, además de provocar el mayor daño estructural al sacudir construcciones endebles.
Daños
El terremoto causó deslizamientos y desprendimientos de rocas, abrió grietas en el suelo y destruyó o dañó edificios enteros. En la Ciudad de México, 412 edificios se derrumbaron y otros 3,124 sufrieron intensos daños. Entre los más emblemáticos están el Hospital General de México, tres edificios del Multifamiliar Juárez, los módulos central y norte del edificio Nuevo León en Tlatelolco y los lujosos hoteles Regis, D´Carlo y Del Prado, ubicados en la Alameda Central. Alrededor del 60 por ciento de los edificios en Ciudad Guzmán, Jalisco, quedaron destruidos.
El Hospital General se derrumbó en la ciudad de México después del terremoto.
Crédito: USGS
El sismo mató al menos a 9,500 personas, según cifras del USGS, además de otros 30,000 heridos y más de 100,000 personas quedaron sin hogar. Los daños se estiman entre 3 y 4 mil millones de dólares -recientemente se calculó que las pérdidas económicas totales atribuidas al sismo, en valor de 2011, fueron de 11.4 mil millones de dólares- .
El sismo provocó un tsunami que causó algunos daños en Lázaro Cárdenas, Zihuatanejo y Manzanillo. La altura estimada de las olas fue de 3 metros en Zihuatanejo y 2.8 m en Lázaro Cárdenas.
El epicentro del terremoto fue a más de 400 kilómetros de la ciudad de México, pero la geografía de la región hizo que la ciudad fuera particularmente susceptible a la agitación.
Condiciones subterráneas
La Ciudad de México está construida sobre los sedimentos del lecho lacustre del antiguo Lago de Texcoco, que fue drenado durante muchos siglos para extender la ciudad y controlar las inundaciones. El suelo está compuesto por arcilla blanda con un alto contenido de agua que amplifica el movimiento, lo que se conoce como “efecto de sitio”.
Este suelo también es susceptible al fenómeno conocido como licuefacción, el cual provoca que el suelo pierda resistencia y actúe prácticamente como un líquido, haciendo que las estructuras sean incapaces de mantenerse estables y sean arrastradas sobre la masa de suelo líquido.
Las ondas sísmicas también causaron un efecto de resonancia con los edificios del centro de la ciudad. Este efecto se refiere a un aumento en la amplitud del movimiento sísmico debido a un movimiento colectivo de las arcillas del subsuelo.
Portada Nature, abril 1987
Muestra de solidaridad
La destrucción que provocó el terremoto de 1985 cambió no sólo la fisonomía sino también la vida de la ciudad de México. La solidaridad de millones de personas involucradas en las labores de rescate de víctimas y en apoyo a las familias afectadas, se transformó en un despertar de conciencia que logró la reconstrucción de la ciudad y el surgimiento de una sociedad civil.
Debido a la falta de capacitación y la tardanza de acciones por parte del gobierno federal, la población civil tomó en sus manos las labores de rescate. Se organizaron brigadas reforzadas por estudiantes de medicina, ingeniería y ciencias; grandes sectores de la sociedad capitalina se organizaron improvisando estaciones de auxilio; se alzaron campamentos improvisados, con el fin de organizar las tareas de rescate, alimentar a los voluntarios y voluntarias, a los heridos y familiares.
Entre los esfuerzos civiles organizados, surgió la agrupación civil "Brigada de Rescate Topos Tlatelolco", grupo de rescate que ha auxiliado a la población, incluso a nivel internacional.