Alexander Fleming y su encuentro con la penicilina Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
11 marzo, 2022
Durante el siglo XX la esperanza de vida de las personas aumentó considerablemente, una parte importante para conseguir este logro fue el descubrimiento de la penicilina.
La historia de Fleming y la penicilina suele recordarse como uno de los accidentes más afortunados de la historia; sin embargo, va mucho más allá. La vida de Alexander Fleming comenzó el 6 de agosto de 1881 en Darvel, Escocia. Una parte importante de sus 73 años de vida se dedicaron a buscar una forma efectiva de combatir las infecciones bacterianas.
Fleming o la historia de un cazador de bacterias
Fue el tercero de cuatro hijos en una familia de campesinos. Su padre murió cuando él tenía 7 años. A pesar de sus limitaciones económicas logró completar estudios básicos en 1984. A los 13 años se mudó con un hermanastro suyo que ejercía como médico en Londres, ahí tomó algunos cursos para ingresar a una compañía naviera.
Para 1900 entró al ejército británico. Se alistó en un regimiento que participaría en la Guerra de los Boers en Sudáfrica. La guerra terminó antes que Fleming llegara al territorio en pugna entre los colonos neerlandeses y el Imperio Británico. En 1901 Fleming comenzó sus estudios en medicina en St. Mary’s Hospital Medical School, donde consiguió una beca. Se graduó en 1908 y ahí mismo comenzó su trabajo como investigador.
La carrera profesional de Fleming se enfocó en bacteriología. Quería encontrar alguna sustancia capaz de eliminar a las bacterias nocivas para el organismo humano. En la época en que Fleming comenzó su investigación, las alternativas para combatir infecciones bacterianas eran pocas y consistían en algunas vacunas y tratamientos. La forma más efectiva para combatir a las bacterias era esperar que el cuerpo actuara por sí mismo y las expulsara.
La parte más famosa de la historia de Alexander Fleming comienza en septiembre de 1928 cuando regresó a su laboratorio. Se cuenta que olvidó una placa con un cultivo bacteriano que quedó expuesta a la intemperie. Fleming estudiaba colonias de estafilococos, unas bacterias que suelen estar en nuestro cuerpo de forma natural y algunas llegan a ser patógenas.
Las placas estaban contaminadas y la reacción de Fleming fue analizarlas. Un detalle llamó la atención de Fleming, algunas regiones de la placa ya no tenían bacterias. Esto lo llevó a buscar el agente externo que las había eliminado. Su análisis lo llevó a encontrar un hongo llamado “Penicillium notatum”. La historia de los hongos “Penicillium” y la investigación científica comienza antes de Fleming. El filósofo británico John Scott Burdon-Sanderson ya los había estudiado en 1870. Otros científicos como Joseph Lister, John Tyndall, Louis Pasteur también mostraron interés en él.
Ninguno de los investigadores anteriores logró que este tipo de hongos se volvieran relevantes. El gran logro de Fleming fue exponer su capacidad y demostrar que podía ser útil a la salud humana. “Penicillium notatum” no fue el primer agente antibacteriano que estudió Fleming. En 1922 había descubierto la “lisozima”, una sustancia presente en nuestros tejidos corporales con capacidad antibacteriana, la halló en la secreción nasal de un paciente. La penicilina fue su descubrimiento más afortunado pero no el único.
Entre el descubrimiento de Fleming y el uso masivo de penicilina pasó un periodo largo. Como buen descubrimiento científico, el descubrimiento y masificación de la penicilina no fue obra de una persona. Casi una década después del hallazgo inicial de Fleming comenzó el trabajo de investigación para crear un medicamento viable. En esta parte fue de gran importancia un grupo de investigadores conocidos como el “Grupo de Oxford”. Dos de sus integrantes compartieron el premio Nobel con Fleming.
La segunda Guerra mundial fue el evento que permitió poner a prueba la capacidad de la penicilina. Esta sustancia salvó la vida a muchos combatientes que habrían muerto a causa de infecciones sin la intervención del medicamento. El éxito no fue inmediato. El 12 de febrero de 1941 se suministró al primer paciente: Albert Alexander, un policía de Oxford. La pequeña cantidad de penicilina con que se contaba en ese momento hizo que la aplicación fuera lenta y poco efectiva, finalmente el paciente murió.
El transcurso de la guerra dio la oportunidad para seguir haciendo pruebas cada vez más exitosas. Para 1942, Fleming fue elegido miembro de la Royal Society. En 1944 se le dio el título de “Sir”. Fue en 1945 que recibió el Premio Nobel junto con Howard Walter Florey y Ernst Boris Chain, quienes habían dirigido al grupo de Oxford.
El 11 de marzo de 1955, a la edad de 73 años, falleció Alexander Fleming. Su trabajo ayudó a desarrollar el primer antibiótico y abrió la puerta para que con el tiempo aparecieran más. El investigador advirtió que un mal uso de los antibióticos crearía un problema a largo plazo Organización Mundial de la Salud (OMS), esta es una de las mayores amenazas a la salud cuando las bacterias crearan resistencia, algo que podemos ver hoy en día; de acuerdo con la pública en este siglo.
El descubrimiento de Fleming cambió las condiciones de vida para muchos, pero no se trata de un logro definitivo como él mismo advirtió.