Día Internacional de la Madre Tierra en épocas del coronavirus Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
22 abril, 2020
No, no es sorpresa que este año invadan los incendios, los altos niveles de contaminantes atmosféricos, los intensos calores, una acelerada temporada de huracanes o que una pandemia sanitaria afecte a todo el mundo. El 2020 no es un año apocalíptico, más bien, es el resultado de décadas de descuido y sobrexplotación de la Madre Tierra.
El planeta Tierra nos está mandado un claro mensaje: el cambio climático, la deforestación, el excesivo y descontrolado uso de recursos naturales, la intensa producción agrícola y ganadera, así como el comercio ilegal de vida silvestre o los cambios provocados por el hombre en la naturaleza han aumentado los riesgos de la vida en la Tierra. La Madre Tierra sufre y nosotros con ella.
Si enferma ella, enfermamos todos.
En épocas recientes, el ser humano ha adoptado una relación tóxica con el medio ambiente, y con esto, una alimentación poco sostenible. Desde siempre hemos dependido del consumo animal y vegetal para poder sobrevivir, sin embargo ahora dicho consumo se ha vuelto excesivo, inorgánico e incluso poco conocido.
Los cambios en la interacción entre los seres humanos y otras especies ha aumentado el riesgo del intercambio de viurs. El rápido deterioro ambiental nos ha puesto en contacto con especies que habían estado lejos por mucho tiempo, y hemos adoptado nuevos hábitos de convivencia, los cuales ponen en riesgo la permanencia tanto de nosotros como de las otras especies. Actualmente, aproximadamente un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), nuevas enfermedades infecciosas surgen en humanos cada 4 meses y el 75% provienen de animales. Es evidente la estrecha relación entre la salud humana, animal y ambiental. La contingencia sanitaria actual no llegó de la nada, más bien es producto, y sirve como ejemplo, de la pésima relación con el medio ambiente y la continua degradación de nuestros ecosistemas.
Las Naciones Unidas aclara que los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de enfermedades infecciosas pues la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos.
Es urgente recordar que necesitamos hacer cambios en nuestras actividades diarias, en nuestros hábitos y mudarnos hacia una economía más sostenible, que funcione para nosotros y para el planeta Tierra. Luchar contra el cambio climático y la perdida de biodiversidad no solo ayuda a la naturaleza, sino que también a la salud humana.
La armonía entre el ser humano, la naturaleza y la Tierra es esencial para que la vida como la conocemos continúe. Si la Tierra enferma, no es de sorprender nuestros padecimientos.