Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
11 febrero, 2022
Al pensar en ciencia todos imaginamos algo distinto. El objetivo del 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es que visualicemos un entorno con igualdad de oportunidades. Los roles de género están en todas partes y la práctica científica no es la excepción. Podemos recordar algunos nombres de grandes científicas que cambiaron la historia pero aún falta mucho por hacer para que las mujeres y niñas participen en igualdad de condiciones dentro del mundo científico.
Igualdad entre cifras e ideas arraigadas
Entre los estudiantes de nivel superior en nuestro país (licenciatura e ingeniería) las cifras hacen pensar en una población similar de mujeres y hombres. Cuando nos acercamos a los detalles el panorama es distinto. De acuerdo al Anuario Estadístico de Nivel Superior del ciclo escolar 2016-2017, 51.3% de la matrícula universitaria pertenece a mujeres. Esta aparente igualdad desaparece cuando observamos las áreas en que se distribuyen los estudiantes. Mientras áreas como educación (73.8%) o salud (66.4%) tienen una población mayoritariamente femenina, áreas como ingeniería, manufactura y construcción (27.7%) o agronomía y veterinaria (36.8%) muestran una presencia menor de mujeres.
Existe la idea de que algunas carreras son masculinas y otras femeninas. Aunque parezca una creencia tradicional existe desde hace poco tiempo porque la inclusión femenina en la educación superior comenzó apenas el siglo pasado, antes de eso era impensable una mujer con estudios superiores. El área de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), todavía es un territorio de mayoría masculina.
Desde Marie Curie, apenas 22 mujeres han ganado el Premio Nobel de física, química o medicina; con una gran diferencia numérica, 572 hombres han sido acreedores a este mismo premio. Aunque el mundo haya cambiado mucho desde que principios del siglo XX, las diferencias de género siguen ahí. De acuerdo a un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), actualmente el 28% de los investigadores a nivel mundial son mujeres.
Las causas de esta gran diferencia son muchas. Discriminación, sesgos, normas y expectativas sociales que tienen efecto en la calidad de la educación de niñas y mujeres, y de sus elecciones profesionales. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de Naciones Unidas considera a la educación y la igualdad de género entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el mismo grupo de objetivos se considera a la ciencia, la tecnología y la innovación. No se puede esperar un desarrollo sostenible de la sociedad si nos olvidamos de una parte de ella.
Desde 2016 los Estados Miembros de la UNESCO se han propuesto incentivar la participación de niñas y mujeres en los campos STEM. Es importante comprender los baches que aparecen en el camino para que esta parte de la población se aleje de un área de conocimiento. Al mismo tiempo se propone capacitar a los profesores para que den una orientación adecuada y se eviten estereotipos de género.
Cada vez son más comunes las noticias sobre mujeres realizando hitos científicos. La actual pandemia por Covid-19 inspiró la agenda para celebrar este 11 de febrero de 2021 con el tema “Las mujeres científicas, líderes en la lucha contra COVID-19”. No se hablará únicamente de logros, ya que también ha representado retrocesos y nuevos retos. La labor de las científicas ha sido importante para el conocimiento del virus, el desarrollo de técnicas para pruebas y vacunas. También la crisis sanitaria ha frenado la inserción de quienes comenzaban con sus carreras científicas, remarcando la brecha de género.
¿Qué hace que una niña elija la educación y no la ingeniería? Mucho del interés y las capacidades que se forman durante su vida proviene de las ideas que se le han implantado y el entorno en que creció. Las mujeres y niñas tienen mucho que aportar a la ciencia en un mundo agobiado por el cambio climático, nuevas tecnologías, pandemias y una larga lista de retos. Podemos comenzar fomentando su interés en disciplinas de las que tradicionalmente han sido excluidas. Cada vez son más las interesadas en STEM, seguramente tendrán soluciones innovadoras a problemas que ya vivimos y una orientación adecuada hará que descubran su vocación.