El Atlántico Norte y el Antártico se unen por un paso de microplásticos Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
31 marzo, 2020
El Estrecho de Fram separa a Groenlandia de Spitsbergen. Al sur se encuentra el Atlántico y al paso norte de este está el Océano Ártico. Tradicionalmente es un paso de corrientes marinas, pero además de agua ésta región del mundo está llena de microplásticos. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores del Instituto Alfred Wegener, del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI). Los resultados se publicaron recientemente en la revista científica Environmental Science & Technology.
Un paso de agua y sus residuos
El Estrecho de Fram es el único paso profundo entre Atlántico y Ártico. La profundidad oceánica en esa región alcanza los 5.6 kilómetros. Ahí atraviesan 2 corrientes marinas. Por una parte del Ártico fluye una corriente de agua fría hacia el sur, y por otra una corriente cálida del Atlántico viaja hacia el norte. La primera corre por el este y la segunda por el oeste.
Esa posición privilegiada fue lo que incitó a los investigadores del AWI a estudiar las aguas del Estrecho de Fram. Tras analizar sus aguas encontraron grandes concentraciones de microplásticos. La mayor concentración se encontró hacia el norte, en la zona helada; ahí, un metro cúbico de agua superficial contiene 1,200 partículas de microplásticos.
La superficie ya muestra cifras alarmantes pero el fondo mostró cifras mayores. Los sedimentos del fondo marino en el Estrecho de Fram mostraron 16 mil veces mayor contaminación que la superficie. La proporción fue de 13,000 partículas de microplásticos por kilogramo de sedimento. Esta medición se realizó con un espectrómetro infrarrojo de transformación Fourier (FTIR).
“Esta gran cantidad de partículas y los varios tipos de plástico que encontramos en el sedimento confirma que el microplástico se está acumulando continuamente en el suelo marino del Estrecho de Fram. En otras palabras, el océano profundo en esta región es una cloaca para las partículas microscópicamente pequeñas de plástico”, afirmó la Doctora Melanie Bergmann, quien participó en el estudio.
Algunas partículas han viajado hasta 650 kilómetros para llegar al fondo del Estrecho de Fram. Para encontrar la ruta de los microplásticos, los investigadores crearon un modelo de circulación para simular la ruta de las micropartículas de plástico. “Los resultados de nuestro modelo refutan la noción de que las partículas de microplástico pueden caer al fondo rápida y verticalmente”, comentó la Doctora Bergmann.
El viaje de los microplásticos es largo. Primero son atrapados por una corriente marina y fluyen por distancias muy largas. Los plásticos que se han adherido a material orgánico son los que caen con mayor facilidad; ejemplo de ellos son los que llevan consigo restos de algas. La colección plástica del fondo marino en el Estrecho de Fram es amplia.
La corriente del este de Groenlandia nos da un ejemplo de lo que ahí se encuentra. En las muestras tomadas de esta corriente se encontró vinilo de etileno, un plástico que se usa para revestimientos, barnices, papel, empaques y suelas de zapatos. Otro ejemplo de lo que encontró el equipo del AWI es la poliamida, que conformó el 39% de las partículas encontradas; que se usa para elaborar textiles, como las redes de pesca.
Uno de los retos para identificar estos microplásticos es su tamaño. El nombre ya nos hace pensar que son pequeños. Para dar una referencia, más de la mitad de las partículas identificadas son menores a 25 micrómetros, equivalente a la mitad del grosor de un cabello humano. El siguiente paso para este grupo de investigadores es estudiar el cambio en los niveles de microplásticos por año.