El cambio climático reduce drásticamente el hábitat del salmón Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
30 junio, 2022
Se les reconoce como una fuente importante de nutrientes y como un ejemplo de lucha ante la adversidad; sin embargo, el cambio climático disminuye el hábitat de los salmones. Estos peces, famosos por remontar la corriente de los ríos para tener a sus crías, se enfrentan a los efectos del cambio climático.
Un estudio publicado recientemente en la revista científica Geophysical Research Letters analiza la situación del salmón real, también conocido como chinook, que vive en las aguas costeras del Océano Pacífico entre Japón y California. Entre sus resultados se considera que para 2040 habrá desaparecido el 50% de su hábitat.
Un hábitat que disminuye
Los ciclos hidrológicos son directamente afectados por el cambio climático. Ante cantidades más pequeñas de nieve los flujos de agua en los ríos disminuyen durante el verano. Entre los afectados por estos cambios están los peces que requieren agua fría, como los salmones. El estudio titulado “El cambio climático reduce y fragmenta los hábitats del salmón en una región dependiente de la nieve” realizó una medición mecánica para evaluar el impacto en las poblaciones de salmón real.
Para el estudio se examinó un tramo de 14 kilómetros en Bear Valley Creek, un espacio que hospeda a una gran población de salmón real. Este sitio es un ejemplo del hábitat ideal para estos salmones en el Pacífico Noroeste. Se recurrió a datos históricos de entre 1957 y 2016 sobre las descargas veraniegas. En este periodo de casi 6 décadas el salmón perdió 23% del hábitat apto para su reproducción.
Para el estudio se mapearon los canales del río y las llanuras de inundación. Para esto se recurrió a la tecnología de Detección y Alcance de Luz (LiDAR, por sus siglas en inglés). A través de láser con longitud de onda verde se observaron los ambientes acuáticos poco profundos. Posteriormente, se recurrió a tres modelos hidrológicos diferentes para predecir las descargas sobre los ríos hasta 2090. Para probarlos se analizó primero los cambios en el hábitat en las décadas pasadas, sobre las que ya se tienen datos, posteriormente se evaluaron las próximas décadas.
Durante el periodo de estudio se notó una reducción en las áreas que ofrecen condiciones adecuadas para el desove de los salmones reales. El volumen en el flujo hídrico decayó 19%, al mismo tiempo se desaceleró 17%. Esto significó menos espacios posibles para las crías de salmón. Por una parte hay menos espacios posibles para depositar los huevos y por otra hay menos refugios posibles para los peces jóvenes conforme se cortan las corrientes del canal principal.
“Esto realmente nos permitió entender cómo el medio ambiente va a cambiar en diferentes descargas, que realmente no se ha hecho antes. Ahora podemos decir que el impacto será que el hábitat se hace más pequeño y más fragmentado, lo que significa que incluso las partes que todavía son de buena [calidad] podrían ser demasiado pequeñas para ser útiles”, explica Daniele Tonina, quien es profesor de ecohidráulica en la Universidad de Idaho y aparece como primer firmante del estudio. “Aún así, este es un vaso medio lleno, medio vacío. Al menos no es una pérdida total de hábitat todavía”, agrega.
Las condiciones para que los salmones se reproduzcan son muy específicas. Cada hembra requiere hasta 6 metros cuadrados en la rivera del río para colocar sus huevos. Para que los peces jóvenes crezcan adecuadamente se requiere grava de buena calidad, agua fría que fluya y corrientes laterales tranquilas. Además, debe haber suficiente agua para que los salmones lleguen a su destino. Todos estos elementos están en riesgo.
Con un medio ambiente sin las condiciones necesarias los salmones reales corren distintos riesgos. Las hembras tendrán mayor competencia para colocar sus huevos, además los salmones jóvenes tendrán más dificultad para cubrir sus necesidades. Si los lugares en donde estos salmones crecieron desaparecen también corren el riesgo de gastar energía extra buscando uno nuevo para depositar a sus crías en el futuro, lo que podría matarlos de agotamiento antes de conseguirlo.
La situación no es exclusiva para los salmones reales. Otros peces de agua fría como las truchas se enfrentarán a los mismos retos. Liza Crozier, quien es investigadora ecologista en el Centro de Ciencias Pesqueras del Noroeste de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA) y no participó en el estudio, señala que los salmones reales son útiles como “indicadores del enorme cambio de los ecosistemas”. Daniele Tonina señala que los resultados del estudio ayudarán a seleccionar las áreas en que es posible hacer trabajos de restauración, “queremos encontrar las áreas que servirán de refugio en el futuro”, menciona.