El cambio climático vuelve más intensas las turbulencias Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
9 agosto, 2019
Si planeas viajar a Europa debes tener en cuenta al cambio climático. No se trata únicamente de las olas de calor que azotan este verano, sino de un aumento progresivo en las turbulencias del Atlántico Norte. La tendencia es que sean cada vez más fuertes, al menos eso es lo que dice un estudio publicado recientemente por la revista científica Nature. Los autores pertenecen a la Universidad de Reading, en Reino Unido. El documento afirma que, aunque la velocidad del viento no ha cambiado desde que se tienen registros, no se ha tomado en cuenta la cizalladura, y con esto se puede comprender que las turbulencias aumenten.
Condiciones opuestas y sacudidas más fuertes
Una cizalladura es un cambio brusco en la dirección o velocidad del viento. Puede ocurrir a cualquier altura y son tanto horizontales como verticales. Se les considera peligrosas al ocurrir cerca de un aterrizaje, por lo que se recomienda evitarlas. Durante los despegues lo recomendable es acelerar la velocidad del avión. Cuando estas aparecen durante el vuelo se les reconoce por las turbulencias que provocan.
Desde 1979 se observan las condiciones climáticas del Atlántico norte. En esas 4 décadas la corriente de chorro polar se ha mantenido en un promedio de 250 hectopascales. Con una presión similar la velocidad del viento se mantiene; sin embargo, en las cizalladuras si se notan cambios. Desde que comenzaron los registros, se han incrementado 15% las cizalladuras verticales. Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 3 conjuntos de datos diferentes.
El cambio climático tiene efectos distintos dependiendo de la altura. Mientras cerca de la superficie ártica aumenta el calor, la estratósfera se enfría a partir de los 12 km de altura. Los vuelos comerciales en promedio viajan a 10 km de altura, así que se encuentran a la distancia perfecta para encontrarse con las cizalladuras, que además son difíciles de reconocer.
El estudiante de doctorado en Meteorología Simon H. Lee, primer firmante del estudio, advierte sobre las consecuencias para las aerolíneas. “Las indicaciones sobre corrientes de chorro más fuertes en el futuro sugieren un incremento en los tirones que ocurrirán. Esto afectará a las aerolíneas porque incrementará el tiempo de vuelo de Europa a Estados Unidos y acelerará los vuelos en la dirección opuesta”.
Para algunos las turbulencias podrían parecer insignificantes, motivo de un mal rato y nada más, pero van más allá. Cada año la industria de la aviación gasta más de mil millones de dólares como consecuencia de las turbulencias. Estos costos provienen de retraso en vuelos, personal y pasajeros con lesiones, además de daños en aeronaves. Mientras el cambio climático siga incrementando, esta clase de incidentes serán más comunes.
El Profesor Paul D. Williams, quien participó en el estudio, fue el primero en relacionar las turbulencias con el cambio climático. Lo ideal sería detener este fenómeno provocado por la actividad humana pero este investigador ya participa en otro tipo de soluciones. Actualmente trabaja con ingenieros aeronáuticos en el diseño de futuras aeronaves más resistentes. Mientras se toman acciones globales contra el cambio climático, las consecuencias para los viajeros trasatlánticos ya están ahí, también se hace indispensable aumentar la seguridad en los vehículos que atraviesan el cielo. Por ahora habrá que tomar precauciones antes de un vuelo hacia el otro lado del Atlántico.