El humo de los incendios australianos da la vuelta al mundo Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
14 enero, 2020
Las imágenes de la tragedia australiana han viajado rápidamente pero no es lo único que se desplaza. A través de su flota de satélites la Administración Nacional de la Aeronáutica y Espacio estadounidense (NASA), está siguiendo los rastros de los incendios en la nación austral. Además del daño ambiental en el territorio incendiado, los restos del desastre natural están viajando por el mundo cambiando las condiciones habituales de otras regiones.
La vuelta al mundo desde la estratósfera
Los incendios de Australia son consecuencia de condiciones extremas. La combinación de calor más elevado de lo habitual y una sequía histórica provocó una serie inusual de pirocumulunimbos (pyroCbs). Estos eventos consisten en incendios que provocan tormentas eléctricas.
El fenómeno se origina cuando las corrientes ascendentes elevan cenizas humo y material quemado. Una vez arriba se enfrían y forman las nubes que desencadenan la tormenta eléctrica. A diferencia de una tormenta normal, aquí no hay ningún tipo de precipitación. Durante este proceso el humo llega a grandes distancias.
El humo alcanza la estratósfera durante los pyroCbs. La altitud que consigue es de 16 kilómetros. Desde ahí, el humo logra viajar cientos de millas desde su punto de origen y con esto afecta las condiciones atmosféricas a nivel mundial. En este momento el efecto de enfriamiento o calentamiento que provocan estas nubes en diferentes partes del mundo es motivo de un estudio intenso.
Dos instrumentos del satélite Suomi National Polar-orbiting Partnership (NPP) están siguiendo la trayectoria de las nubes de humo. El instrumento VIIRS proporciona una imagen de “color real”, a partir de la imagen visible. Por su parte, el instrumento OMPS da seguimiento con sus sensores de radiación ultravioleta, esto permite datos más precisos en condiciones nubladas.
Nueva Zelanda fue el primer afectado fuera de Australia. El humo elevado a poco más de 15 kilómetros causó alteraciones en el paisaje y la calidad del aire. El cielo neozelandés obtuvo un oscurecimiento de su cielo con montañas nevada, además de la contaminación del aire. Para el 8 de enero ya había cruzado Suramérica provocando amaneceres y atardeceres coloridos.
Se prevé que el humo provocado por los incendios de una vuelta entera al mundo para volver sobre los cielos australianos.
La participación de los satélites de la NASA va más allá de seguir los rastros del humo. Sus satélites son capaces de detectar incendios en regiones remotas, lo que permite dar aviso a las autoridades en tierra. De esta forma, los encargados de controlar los incendios pueden llegar en unas cuantas horas para realizar sus labores. Los instrumentos de observación espacial se han vuelto aliados importantes en este tipo de fenómenos.
Las imágenes de animales endémicos de Australia se han viralizado. No se trata únicamente de koalas y canguros en peligro, los incendios ponen en riesgo ecosistemas enteros y los efectos van más allá de las fronteras australianas. El humo que despiden los incendios ya está viajando por el mundo. Además de provocar postales fuera de lo común está alterando las condiciones climáticas en otros lugares del mundo y los satélites lo seguirán en su camino.