El polo norte de Encélado tiene hielo fresco Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
30 septiembre, 2020
Encélado, la luna helada de Saturno, aún guarda secretos para los entusiastas de nuevos mundos. Sus marcas en el polo sur, conocidas como “rayas de tigre”, son famosas por un fenómeno que incluye géiseres y un ciclo natural que produce hielo fresco. Recientemente se descubrió que este fenómeno no es exclusivo del polo sur y también ocurre en el polo norte. Para llegar a esta conclusión se analizaron datos enviados por la sonda Cassini de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA).
Hielo fresco en un lugar insospechado
En el hemisferio sur de Encélado hay grandes géiseres que eruptan vapor de agua, aquí comienza un ciclo que ya se conoce desde hace tiempo. Se cree que un océano subterráneo es el que provee el agua que sale a la superficie en forma de vapor. Al salir el vapor rompe la capa de hielo y eso es lo que le da forma a las “rayas de tigre”. Una vez en la superficie, el vapor se congela por efecto de la atmósfera tenue del satélite. Así el polo sur renueva su capa de hielo.
En el polo sur es bien conocido este proceso que produce hielo fresco pero es una novedad tratándose del polo norte. A partir de imágenes infrarrojas capturadas por Cassini, un grupo de científicos llegó a la conclusión de que el polo norte de Encélado también tiene hielo fresco. Las explicaciones posibles que se tienen hasta ahora son dos: el polo norte podría tener pequeños géiseres o el agua del océano subterráneo presiona la capa de hielo hasta romperla, lo que permite que salga agua que al contacto con la atmósfera se congela.
La misión de Cassini terminó en 2017 cuando hizo un descenso programado para destruirse en la atmósfera de Saturno; sin embargo, los datos que envió aún se analizan. Las imágenes tomadas por Cassini a través del Espectrómetro de Mapeo Visible e Infrarrojo (VIMS, por sus siglas en inglés), fueron la base para el artículo titulado “Corrección-fotométrica del mosaico global infrarrojo de Encélado: nuevas implicaciones para su diversidad espectral y actividad geológica”, publicado por la revista Icarus.
Las observaciones que hizo Cassini se realizaron entre 2004 y 2017. En ese periodo se acercó a Encélado en 23 ocasiones. El estudio mencionado se propuso producir un mosaico hiperespectral global con los datos completos que recopiló el VIMS de Encélado. Lo anterior se hizo con el fin de resaltar las variaciones espectrales entre las diferentes unidades geológicas del satélite.
“El infrarrojo nos mostró que la superficie del polo sur es joven, lo que no es una sorpresa porque ya conocemos los chorros de material helado que hay ahí… Ahora, gracias a esta visión infrarroja, podemos ir atrás en el tiempo y decir que una amplia región en el hemisferio norte parece joven también y probablemente estuvo activa hace poco, hablando en periodos geológicos”, explica Gabriel Tobie, científico encargado del VIMS en la Universidad de Nantes, en Francia, quien participó en el artículo.
La primera vez que Cassini vió los géiseres de Encélado fue en 2005. Este hallazgo despertó el interés de muchos, debido a que es un indicio de habitabilidad. Esta idea de una luna habitable se reforzó con la confirmación de un océano salado subterráneo, como también ocurre en Europa, la luna de Júpiter.
Con el paso del tiempo Encélado se revela como un satélite mucho más complejo de lo que parecía en un principio. Estudios posteriores sobre Encélado nos han mostrado que bajo la capa helada existen procesos geotérmicos similares a otros visibles desde la Tierra. Apenas a inicios de este año, un grupo de investigadores del Instituto de Investigación del Suroeste (SwRI) presentó un modelo geoquímico de este satélite que incluía dióxido de carbono controlado por reacciones químicas en el fondo del océano. Aún quedan muchos secretos que descubrir sobre ese satélite que muestra orgulloso sus “rayas de tigre” y nos invita a explorarlo con más detalle.