En Chicxulub floreció la vida poco después de la extinción de los dinosaurios Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
9 abril, 2025
El cráter de Chicxulub, cerca de las costas de Yucatán, es un recordatorio del final de la era de los dinosaurios. Un estudio publicado recientemente en Nature Communications describe cómo el impacto del asteroide enriqueció la vida oceánica.
Después de acabar con los dinosaurios no aviares y el 70% de las especies marinas, el impacto del asteroide provocó el surgimiento de un sistema hidrotermal que permitió la circulación de nutrientes por al menos 700 mil años.
Un oasis después de la extinción
Tras el impacto del meteorito que terminó con el reinado de los dinosaurios se formó un sistema hidrotermal. Los nutrientes circularon en el medio ambiente del cráter.
“Tras el impacto del asteroide, el Golfo de México registra un proceso de recuperación ecológica muy diferente al del océano global, ya que la continua actividad hidrotermal ha creado un entorno marino único”, explica en un comunicado Honami Sato de la Universidad de Kyushu.
Para realizar el estudio fue necesaria una expedición para perforar el sitio del impacto. Se realizó en 2016 y se tomaron muestras del cráter.
De esta expedición se obtuvieron 829 metros del núcleo. Este material se había usado para investigación previamente. Por ejemplo, se había reconocido que la vida regresó a este sitio poco después del impacto.
El nuevo estudio permite reconocer el sistema hidrotermal que se formó en el cráter. La capa fundida por la colisión se colocó bajo el suelo marino. De acuerdo con el estudio que tiene a Sato como primer firmante, esta capa jugó un papel importante en la recuperación y sustento de la zona por cientos de miles de años.
La clave para el estudio fue el osmio, un elemento químico presente en el asteroide. Los investigadores encontraron evidencia de este elemento enterrado bajo el cráter de Chicxulub. Después de la caída del meteorito se formó un sistema hidrotermal que liberó el osmio de forma continua en el Golfo de México.
El proceso que describen los investigadores se resume en lo siguiente. El agua caliente fluyó desde el fondo marino hacia la superficie llevando restos del asteroide. Conforme se enfrió este sistema, los residuos del asteroide salieron del agua para convertirse en sedimentos.
Para el estudio se analizaron estos sedimentos. El análisis de los núcleos permitió estimar la extensión y la duración de este sistema hidrotérmico.
Algo que notaron los investigadores es que una vez que terminó el flujo de osmio proveniente del asteroide, el tipo de vida marina de la región cambió. Mientras existió el flujo de osmio existió ahí plancton que vive en entornos ricos en nutrientes. Cuando el flujo de osmio se detuvo apareció plancton de entornos con bajos niveles de nutrientes.
Con el paso del tiempo, el sistema hidrotermal fue disminuyendo. A pesar de reducir su extensión, se mantuvo por algunos millones de años. Cada vez fue más profundo y quedó bajo los sedimentos.
“Estamos aprendiendo cada vez más sobre la importancia de los sistemas hidrotermales generados por el impacto para la vida”, menciona Sean Gulick de la Universidad de Texas en Austin, quien participó en el estudio.
“Este estudio revela que los eventos de cráteres de impacto, aunque principalmente destructivos, también pueden en algunos casos conducir a una actividad hidrotermal significativa”, agrega Steven Goderis de la Universidad Vrije de Bruselas, quien también participó en el estudio.
Goderis señala que este proceso fue vital para la rápida recuperación de los ecosistemas marinos en Chicxulub. Gulick califica al impacto como un catalizador para la vida, además de haber sido el motor de una extinción masiva.
Gulick también participa en el Centro de Habitabilidad de Sistemas Planetarios de la Universidad de Texas. Dirige una investigación en busca de impactos similares en otros lugares del sistema solar donde se hayan creado condiciones para mantener vida.