Estados Unidos y Rusia consideran trabajar juntos en una misión a Venus Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
Por: Antonio Medina
Esta semana la Agencia Espacial de los Estados Unidos (NASA) anunció que continuará con las juntas que ha llevado a cabo con el Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia Rusa de Ciencias (IKI por sus siglas en ruso), para negociar la colaboración de la agencia espacial en la próxima misión Venera-D, la cual pretende visitar el planeta Venus para el estudio de su atmósfera.
Entre 1961 y 1983, el programa espacial ruso lanzó un total de 16 sondas con destino a Venus como parte de la serie Venera. Entre ellas se encontraban las únicas sondas que han logrado aterrizar de manera exitosa en el gélido planeta. Ahora, Venera vuelve a la vida por medio de la misión de IKI Venera-D. Esta misión está programada para los primeros años de la década de los 2020 y se planea que incluya una nave orbitante, otra capaz de aterrizar sobre la superficie venusina y posiblemente una sonda de energía solar que pudiera sobrevolar la atmósfera superior del planeta.
Esta colaboración entre los dos países, que hace 50 años protagonizaron la carrera espacial, podría enriquecer de manera sustancial la misión Venera-D, maximizando la obtención de información y los resultados científicos de la exploración de este segundo planeta de nuestro Sistema Solar, beneficiando así no sólo a los programas espaciales de los dos países, sino a toda la comunidad científica, ávida de saber más sobre este fascinante planeta.
La NASA ha investigado a Venus desde hace varias décadas. Las sondas Mariner 1 y 2 fueron el primer esfuerzo de la agencia estadounidense por acercarse a este planeta, su lanzamiento se dio durante el año de 1962 y entregó resultados acerca de la rotación, temperatura y presión atmosféricas del planeta. El último esfuerzo de la NASA por una misión venusina, fue en el año 1990 con el Magallanes, el cual mapeó de manera exitosa el 98% de la superficie del planeta en un periodo de 4 años.
Aunque se conocen muchas cosas de este planeta, todavía quedan muchas preguntas por responder, como si alguna vez tuvo océanos o pudo haber tenido vida.
“Al comprender los procesos de Marte y Venus, tendremos un panorama más completo sobre cómo los planetas terrestres evolucionan con el tiempo y así podremos obtener una visión hacía el pasado, presente y futuro de la Tierra”, declaró Jim Green, Director de la División de Ciencias Planetarias de la NASA.
El Gemelo Malvado de la Tierra
No por nada Venus es conocido como el ‘gemelo malvado’ de la Tierra. Estos dos planetas son sorprendentemente similares en tamaño, densidad y composición, pero Venus es uno de los destinos menos atractivos de nuestro sistema solar. Posee nubes de tormenta, una superficie abrasadora de ácido sulfúrico y una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra, lo equivalente a sumergirnos un kilómetro de profundidad bajo el mar. Las características especiales de su atmósfera lo han llevado a experimentar un efecto invernadero de magnitudes tan impresionantes que generan temperaturas superficiales capaces de fundir metales como el plomo ( a pesar de no ser el planeta más cercano al Sol, es el planeta más caliente del sistema solar).
Sin embargo, cada vez existe más evidencia de que cuando la vida se desarrolló por primera vez en la Tierra, Venus pudo haber sido un destino turístico viable. Por sus similitudes y su proximidad, los científicos han apuntado que es probable que ambos planetas se formaran con los mismos ingredientes originales, y que hace unos 3 mil millones de años Venus haya tenido temperaturas similares a la Tierra y océanos líquidos. Incluso existe una posibilidad de que la vida pudiera haber evolucionado en Venus en ese periodo, al igual que lo hizo en la Tierra.
Entonces, ¿cómo es posible que Venus pasara de ser el hermano gemelo habitable de la Tierra a ser el gemelo malvado? Es uno de los grandes misterios de la ciencia y la misión Venera-D pretende brindar interesantes respuestas.