Estudio señala al cambio climático como una causa directa para la actual pandemia Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
5 febrero, 2021
El origen del virus SARS CoV-2 aún no está definido pero entre los candidatos más fuertes como propagadores originales del virus están los murciélagos. Un estudio publicado en la revista científica Science of the Total Environment expone los cambios que han ocurrido al sur de Asia en el último siglo a causa del cambio climático, y cómo éstos han propiciado una mayor diversidad de murciélagos. Ante una variedad genética mayor, un incremento en la cantidad y capacidad de los virus que transportan, sería muy probable.
Nuevos climas y nuevos habitantes
El estudio lleva por título: “Cambios en la diversidad global de murciélagos sugiere una posible implicación del cambio climático en la emergencia del SARS CoV-1 y SARS CoV-2”. En él se da seguimiento durante el último siglo a los cambios climáticos en la provincia china de Yunnan y regiones cercanas como Myanmar y Laos.
Entre los cambios que reconoce se encuentran: incremento en la temperatura, la cantidad de sol y el dióxido de carbono atmosférico; todo esto influye en la vegetación. Los hábitats actuales son distintos a los de hace un siglo. El matorral tropical que cubría la región se ha transformado en sabana tropical y bosque caducifolio. Estos cambios favorecen la presencia de diversas especies de murciélagos.
De acuerdo al estudio, en el último siglo cerca de 40 especies de murciélagos han llegado a la provincia de Yunnan, al sur de China. El número de coronavirus en la región se relaciona directamente con la cantidad de especies de murciélagos. Se estima que junto con los murciélagos también aparecieron 100 nuevos tipos de coronavirus. La información genética que se tiene hasta ahora apunta a que fue en esta provincia cercana a Hubei, donde se ubica la ciudad de Wuhan, donde surgió el SARS CoV-2.
“El cambio climático en el último siglo ha hecho que el hábitat de la provincia sureña de Yunnan sea adecuado para más especies de murciélagos”, comenta el Doctor Robert Beyer, quien es investigador del Departamento de Zoología en la Universidad de Cambridge y aparece como primer firmante del estudio. “Entender cómo ha cambiado la distribución global de especies de murciélago como resultado del cambio climático puede ser un paso importante para reconstruir el origen del brote de Covid-19”, agrega.
El equipo de investigación creó un mapa de la vegetación mundial hace un siglo. Entre los datos que se recopilaron están récords de temperatura, precipitación y cobertura de nubes. Posteriormente lo compararon con las necesidades de las especies de murciélago a principios del siglo XX.
“Como el cambio climático altera los hábitats, las especies dejan algunas áreas y migran hacia otras —Llevando sus virus con ellos. Esto no altera únicamente a las regiones donde los virus están presentes, también propicia nuevas interacciones entre animales y virus, provocando virus más nocivos que pueden transmitirse o evolucionar”, explica Beyer.
La población mundial de murciélagos hospeda a cerca de 3 mil tipos de coronavirus. En promedio, cada especie lleva consigo a 2.7 tipos de estos virus, la mayor parte no desarrolla síntomas. El incremento en el número de murciélagos a causa del cambio climático puede incrementar la capacidad de los coronavirus para transmitirse a seres humanos, así como evolucionar en sus organismos.
La mayoría de los coronavirus no son capaces de contagiar a humanos, sin embargo al menos 3 de ellos han sido capaces de infectar gravemente a los seres humanos. Ellos son el Síndrome Respiratorio del Medio Este (MERS), así como las dos variantes de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), tanto CoV-1 como CoV-2.
En la misma región donde se realizó el estudio habitan otros de los posibles transmisores del SARS CoV-2: el pangolín. Para los investigadores es importante considerar al cambio climático como causa de pandemias. Alertan sobre la necesidad de incluir políticas encaminadas a su combate como parte de los programas de recuperación económica. Invitan a reducir el crecimiento de las ciudades y reducir el contacto entre humanos y especies silvestres.