Experimentan cómo sería la vida en Marte, aquí mismo en la Tierra Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
28 mayo, 2019
1.- Marte en las montañas
Sheyna Gifford from livefrommars.life
La Agencia Espacial de los Estados Unidos (NASA), a través del programa de Analogía y Simulación de la Exploración Espacial en Hawaii, encomendó a seis investigadores la tarea de vivir durante 365 días en un domo de 10 metros cuadrados, ubicado a 2,500 metros del nivel del mar, sobre el volcán activo Mauna Loa. Los participantes tenían permitido dejar su hábitat para explorar los alrededores, únicamente si llevaban puesto un traje espacial. El equipo no tuvo interacción con ningún otro ser humano durante todo un año y todas las comunicaciones con el exterior tenía un retraso de 20 minutos, para imitar de manera realista las comunicaciones interplanetarias.
Dentro del domo, el equipo experimentó con diferentes cosechas para saber cuáles eran las que mejor crecían dentro de un domo marciano con luz led y un suministro de agua limitado. Los investigadores consumían el resultado de estos experimentos hidropónicos, los cuales incluían rábanos, lentejas y col, además de algunos alimentos fermentados que hacían ellos mismos como yogurt y queso.
La tripulación celebró las fiestas terrestres, aunque la Navidad no se celebró en ninguna fecha específica, pues la Jefa Médica, Sheyan Gifford, se preguntaba si tenía sentido celebrar la Navidad en otro planeta, pues las fechas nunca cuadrarían. Gifford declaró que ella sospecha que los hipotéticos habitantes de Marte inventarían nuevas festividades como el “Día del aterrizaje” o la “Primera Caminata Marciana”. Al tiempo de que las naves colonizadoras lleguen a Marte, los habitantes ya habrán creado su propia cultura.
2.- Marte en la nieve
ESA
La temperatura promedio en la superficie marciana es de alrededor de -65 grados centígrados, así que la exposición durante largos periodos de tiempo a temperaturas gélidas representa uno de los mayores retos de vivir en el Planeta Rojo. El año pasado un equipo de 13 científicos pasaron el invierno en la base de Investigación Concordia, ubicada en la Antártida, esto como parte del examen psicológico del impacto del frío, la oscuridad y el aislamiento.
Todo el staff llevaba relojes de actividad, los cuales detectaban cuando otro miembro del equipo se encontraba cerca, para explorar cómo cambiaban las interacciones durante el tiempo de esta prueba. Beth Healey, miembro de la Agencia Espacial Europea, se percató de que el grupo se había dividido en diferentes sub grupos, basados en sus tiempos para dormir durante el extendido periodo de oscuridad polar, que duró al menos 100 días. Algunos tenían ciclos de sueño caóticos, mientras que otros mantuvieron sus ciclos de sueño normales, usando luz artificial. “Realmente sólo te puedes hacer amigo de las personas que están despiertas al mismo tiempo que tú”, declaró Healey.
Healey también examinó el video diario de sus colegas para saber si la forma en la que hablaban acerca de sus vidas cambiaba durante el tiempo de la misión, además de estudiar los análisis cerebrales del equipo tomados antes y después de su estadía. Estos resultados aún no son publicados, pero las grabaciones de ondas cerebrales por parte del personal de la misión demuestran que el cerebro de los participantes estuvieron sorprendentemente residentes durante el prolongado periodo de oscuridad y aislamiento.
A pesar del brutal invierno, Healey escribió en su blog que la vida en Concordia tenía sus encantos. “Es extraño darse cuenta la manera tan rápida en la que el dinero pierde su significado”, escribió Healey, debido a que en la base científica no se usa el dinero. Por otra parte, los regalos improvisados por parte del equipo se convirtió en algo inesperadamente valioso. “Un pingüino de hojalata y una pantalla de lámpara hecha de los anillos de las latas eran mis favoritas”.
3.- Marte en el desierto
David Howells/Corbis via Getty Images
En el territorio más recóndito del estado americano de Utah, la Estación de Investigación del Desierto de Marte, tiene otro escenario parecido al del Planeta Rojo. Estas instalaciones son propiedad y son administradas por la Mars Society, y alberga a los llamados “Utahnautas” en un hábitat en forma cilíndrica, diseñado para parecerse a una de las partes desprendidas de un cohete. Cada vez que salen de estas estructuras, los “Utahnautas” llevan el traje naranja y los cascos de burbuja, los cuales tienden a empañarse, esto con el fin de hacer más realista la experiencia.
En esta locación cae suficiente lluvia para que algunos pequeños arbustos, hongos y microbios puedan crecer. El proyecto liderado por Paul Sokoloff, se centra en estudiar la flora marciana. Los astronautas no recog
erán arbustos ni hongos en Marte, pero las bacterias que residen en el suelo, podrían ser similares a los microbios del suelo marciano, en caso de que estos existan. Los métodos utilizados para cuidadosamente aislar estas pequeñas formas de vida del suelo, resultan muy parecido a lo que los futuros botánicos del Planeta Rojo tendrán que realizar. Muchos de los microorganismos cambian su estructura dependiendo del suelo o roca que los aloja, si este tipo de estructuras se encuentran también en Marte, esto podría significar el descubrimiento de vida en este planeta.
4.- Marte bajo el agua
NASA
La gravedad en la superficie marciana es de tan sólo dos quintos de la gravedad en la Tierra, además de que Marte no tiene aire respirable así que no hay mejor lugar para mimetizar las condiciones de esta sofocante flotabilidad que debajo del agua. Esta es la premisa de la Base Aquarius Reef, un pequeño hábitat que se encuentra a 19 metros de la costa de “Key Largo” o “Cayo Largo” en Florida.
Durante julio del año pasado, seis “aquanautas” pasaron 16 días sumergidos y viviendo en este particular ambiente. En lo que conformó la 21 entrega del proyecto de la NASA “Extreme Enviornment Mission Operations”, que tenía como finalidad recrear las condiciones que los astronautas podrían tener en sus exploraciones en Marte.
El equipo probó equipamientos dentro del hábitat, llevaron a cabo diferentes tareas en el agua y simularon caminatas espaciales en el lecho marino. Las lecciones aprendidas durante este experimento pueden ser invaluables para el futuro y las misiones que se lleven a cabo en la baja gravedad de planetas como Marte y algunos otros.
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