Hablemos de vivir como extraterrestre Copiar al portapapeles
POR: Sandra Gonzalez
7 septiembre, 2025
¿Qué necesitarías para vivir en el espacio exterior o en otro planeta? De entrada, necesitamos aire con oxígeno para respirar y algo que comer.
Aquí en la tierra, las plantas han sido nuestras mejores aliadas para absorber el dióxido de carbono que exhalamos y de generar el oxígeno que respiramos, además de ser nuestro alimento. Entonces, una buena estrategia para sobrevivir fuera de la Tierra (en la Luna o Marte, por ejemplo) sería encontrar una forma de poder cultivar plantas en espacios extraterrestres, es decir fuera de la Tierra. ¿Se te ocurre cómo hacer esto?
Para empezar, hay que pensar en ¿qué necesita una planta para poder crecer, dar flores y frutos que a su vez tengan semillas para generar otras plantas? Al igual que nosotros, las plantas necesitan comida para crecer y, en su caso, dióxido de carbono para respirar.
Pero además de esto, hay que ayudarles a sobrevivir en las condiciones del espacio exterior donde no hay gravedad y donde la radioactividad y las temperaturas son extremas. Cuando nosotras vamos al espacio usamos un traje de astronauta, ¿cómo sería el traje de astronauta de una planta?

Esto es lo que han estado diseñando distintos equipos de investigadoras en las distintas agencias espaciales (como en Japón, China y EUA), así como quienes trabajan en la Estación Espacial Internacional (EEI). Hasta el momento lo que han creado son contenedores, algunos tan pequeños como loncheras y otros del tamaño de maletas de viaje, en los que re-crean y controlan las condiciones mínimas necesarias para que las plantas puedan vivir, crecer y reproducirse exitosamente. Para producir la luz que necesitan para la fotosíntesis, estos contenedores utilizan LEDs de distintos colores y mediante sensores controlan la temperatura, humedad y las condiciones del aire.
¿Y la tierra para crecer? Este es un tema interesante. Hay dos opciones: usar materiales provenientes de la Tierra o usar materiales de la Luna. Han experimentado con distintas opciones que van desde cultivar en agua (como en la hidroponía), al aire (lo que se llama aeroponía) o en tierras y arcillas especiales, algunas buscando imitar lo que se encuentra en la Luna. También han utilizado muestras del suelo de la Luna, llamada regolito, que trajeron los astronautas que participaron en tres expediciones del Apolo: la 11 (1969), la 12 (1969) y la 17 (1972), todas hace más de 50 años.

Otro aspecto importante es la fertilización, ésta es necesaria para que la planta de fruto y semillas. En la Tierra son las abejas y murciélagos quienes hacen esta tarea. En la EEI la tienen que hacer las personas. Utilizan un palito con una abeja seca pegada a la punta; van de planta en planta con el palito frotando y depositando polen en las flores. ¿Cómo se haría esto cuando no hay personas? Seguramente habrá necesidad de tener sistemas de cultivo autosuficientes.
Como parte de la misión Chang’e 4, el equipo de la Universidad de Chongquing en China pensaron en esto y diseñaron e implementaron un contenedor con una mini biosfera lunar; este contenedor aterrizó en el lado oscuro de la Luna el 3 de enero del 2019.

En su interior llevaba, entre otras cosas, semillas de algodón que lograron germinar y que comenzara a crecer. Pero, al cabo de 8 días terrestres, la dejaron de regar y la planta murió. La explicación es que venía el periodo de noche lunar y las temperaturas no permitirían que siguiera funcionando el contenedor. La plantita tuvo una vida corta, aun así, es la primera forma de vida terrestre que nace, crece y muere en la Luna. También es el primer ejemplar de la agricultura Lunar.
Además de la arabidopsis, que ha sido la planta más usada en los experimentos de agricultura extraterrestre, en la EEI ya se han logrado cultivar varias otras plantas como distintas variedades de lechugas, jitomates y hasta chiles. ¿Qué es lo que más te gustaría que se cultivara en el espacio?
Lo que estos experimentos han mostrado es que la vida biológica terrestre es capaz de adaptarse a condiciones que le son extrañas, novedosas y poco confortables. Estas plantas fueron capaces de crecer, reproducirse y dar lugar a semillas que germinan, crecen y dan plantas con flor.
Adaptarse significa cambiar y estas plantas cambiaron. Hubo cambios en su ADN indicando estrés en el desarrollo. También cambió su composición química, disminuyó el contenido de proteína y aumentó la cantidad de almidón. Cuando las midieron, vieron que había variaciones en la altura de las plantas. Es de esperarse, ¿no? Para adaptarnos a un nuevo lugar, siempre tenemos que cambiar.
Si estos experimentos siguen, podremos tener un sistema de agricultura espacial que podrá servir para alimentar a las personas que emprendan viajes largos hacia otros planetas, así como para poder habitar estos otros planetas.
Pero para mí lo más interesante de estos experimentos fue descubrir lo mucho que disfrutaban esta actividad los habitantes del EEI. No sólo porque podían comer algo fresco que complementaba su dieta a base de productos procesados y envasados desde la Tierra, sino porque aportaba otro tipo de actividad individual y colectiva. Una actividad enfocada en sostener la vida de otro ser. ¿Será que una característica de la vida en la Tierra es que nos gusta crear y cuidar la vida de otros seres?