“Investigación” japonesa mata a 122 ballenas embarazadas Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
6 enero, 2018
Por: Luis Moctezuma
La caza de ballenas es una actividad regulada a nivel internacional. La Comisión Internacional Ballenera (IWC, por sus siglas en inglés) se encarga de proteger a estos cetáceos, muchos de los cuales corren peligro debido a su bajo número de individuos. Una restricción en la ley internacional indica que las ballenas pueden ser cazadas si se hace con fines científicos y esto es lo que hace Japón para justificar su temporada de caza veraniega. Este año se reportaron 333 ballenas Minke atrapadas, de las cuales 122 estaban embarazadas y 114 eran bebés.
¿Por qué ballenas Minke?
Entre las ballenas barbadas las Minke son las más pequeñas. Un individuo adulto apenas supera los 9 metros y alcanza las 7 toneladas de peso. Su esperanza de vida es corta comparada con otras, apenas viven un promedio de 20 años. También son la especie con mayor población entre las barbadas, por esto la protección sobre ellas es menor.
Estas ballenas son poco sociables. Los grupos más grandes son de tres de ellas, lo más común es que vivan solas o en pareja. Son accesibles al contacto humano y es común que se encuentren con barcos. Esto ofrece un espectáculo natural para quienes viajan en aguas donde viven estos animales.
Las Minke no solían ser un objetivo importante para cazadores por su tamaño; en las últimas décadas el número de presas de esta especie ha crecido debido a la mayor protección sobre otras especies. Ya que las Minke son pequeñas se caza a más de ellas para obtener las cantidades de carne que se busca.
¿Muertas por investigación?
La ballena es un alimento valorado en Japón. Sin embargo, las leyes internacionales prohíben su caza salvo cuando se realiza investigación. Esta es la justificación que se da para la temporada de cacería anual, que se realiza durante el verano del hemisferio sur, entre los meses de noviembre y marzo. El periodo 2017-2018 fue el tercero en que se realiza esta actividad.
El reporte de resultados es de acceso público. Como parte de su redacción se expone una serie de argumentos que justifican la exploración del área VI Antártica (entre los meridianos 170° Oeste y 120° Oeste). Aparentemente se trata de una exploración para recopilar datos. Entre sus objetivos principales menciona: “Investigar la estructura de la dinámica en el ecosistema marino antártico mediante la construcción de modelos de ecosistema”.
Según el informe, el objetivo de la última búsqueda fue obtener una variedad de datos sobre las ballenas, incluyendo edad, madurez sexual y estado nutricional, además de conocer detalles sobre sus presas: el krill.
Gran parte de esta información, afirman los autores, solo se puede obtener a través de "métodos de muestreo letales". Por ejemplo, el informe afirma que la edad de las ballenas solo se puede determinar mediante el análisis de los tapones de cerumen que se acumulan con el tiempo.
Conocer la relación que tienen las ballenas con su entorno parece el motor de la investigación, pues el informe expone una necesidad de conocer la población de ballenas, su salud, y forma en que interactúan con el medio y la proporción respecto a su alimento. Una de las mediciones que se describe incluye la cantidad de krill en sus estómagos, aunque fuera de lo que se declara oficialmente, el alimento realmente importante en este caso son las ballenas mismas.
Resultados
Entre noviembre de 2017 y marzo de 2018 se cazaron 333 ballenas Minke. De ellas 181 eran hembras y 122 estaban embarazadas. Entre las presas de estos “investigadores” japoneses se encontraban 114 jóvenes, 53 hembras y 61 machos. Aunque se argumenten fines científicos, la carne de estas ballenas se vende en supermercados y restaurantes japoneses.
Según informes, Japón planea cazar alrededor de 4,000 ballenas en los próximos doce años. Elaine Lies de Reuters informó el año pasado que el gobierno del país "ha dicho en repetidas ocasiones que su objetivo final es la reanudación de la caza comercial de ballenas".
Mientras tanto, las manifestaciones no cesan, los activistas esperan que las últimas cifras que surjan de la reunión de la IWC motiven a los países a ejercer una nueva y más efectiva presión sobre Japón para detener sus programas letales de caza de ballenas.