Japón y los sismos, dos viejos conocidos Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
3 enero, 2024
El primero de enero un terremoto de magnitud 7.5 sacudió la costa oeste japonesa. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) hubo varias réplicas.
El sismo que vivió Japón es comparable al que sacudió a Turquía y Siria a principios de febrero de 2023. A diferencia de aquel evento, la pérdida de vidas humanas fue mínima.
Un archipiélago de gran actividad sísmica
De acuerdo con el USGS todo el territorio japonés es un área de gran actividad sísmica. Aquella nación tiene la red sísmica más densa del mundo.
El mismo USGS aclara que Indonesia tiene más sismos pero eso se debe a que abarca un área mayor. Ambas naciones se ubican sobre lo que se cono conoce como el “cinturón de fuego” o “anillo de fuego” del Pacífico.
El epicentro del terremoto de año nuevo se ubicó aproximadamente a 42 kilómetros al noreste de Anamizu, en la prefectura de Ishikawa. De acuerdo con Susan Hough del USGS, es el mayor terremoto que se ha vivido en el oeste de Japón.
De acuerdo con Hough, las réplicas podrían durar meses. Además, su magnitud podría ser superior a 6. Las réplicas podrían ser peligrosas por sí mismas. Aunque se trate de un evento que para otros lugares del mundo parecería devastador, en la historia de Japón son habituales.
Japón se ubica en el cruce de las cuatro mayores placas tectónicas. En este país asiático se registra el 20% de los sismos con magnitud 6 o mayor. En promedio, cada 5 minutos se registra algún tipo de actividad sísmica.
El sismo de año nuevo provocó cambios significativos. En algunas partes el terreno se levantó hasta 4 metros y se movió hacia los lados hasta un metro. El mayor movimiento en el terreno que se registró es de 130 centímetros hacia el oeste.
Una nación preparada para que la tierra tiemble
Japón está preparando tanto tecnológica como socialmente para enfrentar sismos. La propensión japonesa a los sismos ha preparado los habitantes del archipiélago para ser resilientes a este tipo de eventos.
Japón cuenta con una red de estaciones GPS distribuidas estratégicamente por todo el país. Esto permite a su comunidad científica hacer mediciones precisas sobre los cambios en el terreno provocados por un temblor.
También hubo seguimiento satelital para los efectos del sismo del primero de enero. Desde el Satélite Avanzado de Observación de Terreno 2 (ALOS-2) se reportó un aumento en la altura del suelo a causa del temblor.
El fondo oceánico se alejó de la costa. Como consecuencia ocurrieron tsunamis que alcanzaron 80 centímetros de altura. El aumento en la altura del terreno pudo disminuir el impacto de las olas al llegar a la costa.
La infraestructura en Japón está preparada para enfrentar temblores. Las normas de construcción son muy estrictas. Además, esta nación asiática tiene uno de los sistemas de alerta temprana de sismos más avanzados del mundo.
Aunque los movimientos sísmicos no se pueden predecir, los habitantes de Japón reciben avisos con anticipación de entre 10 y 20 segundos antes de las sacudidas más fuertes. Los sistemas de radio, televisión y telefonía celular están preparados para dar aviso oportuno a los ciudadanos.
Uno de los aspectos más fuertes de la sociedad japonesa para enfrentar eventos sísmicos es su cultura de prevención. Mientras que los terremotos de Turquía y Siria dejaron cerca de 50,000 muertos, hasta ahora se han reportado 62 en Japón. Las tareas de rescate continúan pero difícilmente la cifra crecerá a miles.
Japón está preparado para los sismos por una razón muy simple: siempre están ahí. En una de las regiones con más actividad sísmica, la prevención juega un papel muy importante para enfrentar a los desastres naturales.