La ciencia detrás del horario de verano Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
3 octubre, 2018
El horario de verano (Daylight Saving Time o DST), es el período del año en el que los relojes se adelantan una hora para tener más horas de sol por la tarde.
Como bien sabes, cuando es verano en América del Norte, es invierno en América del Sur y viceversa. Esto significa que el horario de verano también se invierte. En el hemisferio norte, el horario de verano comienza en la primavera - por lo general entre marzo y abril - y concluye en el otoño - entre septiembre y noviembre. En el hemisferio sur, por el contrario el horario de verano comienza entre septiembre y noviembre y termina entre marzo y abril.
Las fechas para dar inicio y fin al horario de verano son arbitrarias, pero con el paso del tiempo, la mayoría de los países han adoptado normas similares. En México, por ejemplo, se llegó al acuerdo de que el horario de verano comienza el primer domingo de abril a las 2 de la mañana. En Estados Unidos se aplica el segundo domingo de marzo a la misma hora.
Pero Independientemente de las normas específicas de cada país, el horario de verano funciona de la misma forma para todos: se adelanta una hora el reloj. Generalmente se inicia a las 2 am porque a esa hora la mayoría de las personas están dormidas y la mayoría de los negocios cerrados.
¿Por qué se hace?
Debido a que un gran porcentaje de la electricidad que consumimos se va en encender focos, lámparas y pequeños aparatos electrónicos, el horario de verano ayuda a disminuir este consumo permitiendo que la gente tenga una hora más de luz solar.
De acuerdo a los partidarios, los beneficios del horario de verano van más allá de la conservación energética. Funciona también como incentivo para que la gente pase más tiempo al aire libre, reduce los accidentes automovilísticos pues permite regresar a las personas con luz de sus trabajos y previene el crimen debido a que limita la exposición de las personas a los criminales que suelen operar más frecuentemente por las noches.
Sin embargo existen muchas otras opiniones en contra. Matthew Kotchen, un economista de la Universidad de California, realizó un estudio sobre el uso de energía en Indiana antes y después de que entrara en vigor el horario de verano. Él y su equipo encontraron que el horario de verano llevó a un aumento del 1 por ciento en el uso de la electricidad en los hogares. Así es, ¡un aumento!
Otros investigadores encontraron resultados aún más preocupantes. De acuerdo a un cronobiólogo alemán, nuestros cuerpos nunca se ajustan al horario de verano. Según su investigación, mover los relojes hacia adelante y hacia atrás interrumpe los ciclos normales de sueño, provocando una especie de jet-lag perpetuo que conduce a una disminución de la productividad, la calidad de vida y el aumento de la fatiga.
Otro grupo de investigadores suecos examinaron las tasas de ataque al corazón en Suecia desde 1987 y encontraron un aumento en el número de ataques cardiacos durante la primera semana de horario de verano.
A pesar de estos estudios, muchos son los países que hoy en día adoptan esta medida para regular el ahorro de energía eléctrica.
Historia
Benjamin Franklin concibió por primera vez el horario de verano en 1784, mientras se desempeñaba como embajador de EE.UU. en Francia. Según la historia, se despertó un día a 6 a.m. y se dio cuenta de que muchos de sus compañeros parisinos estaban todavía en la cama, con las cortinas abajo para impedir el paso de la luz. La gente estaba durmiendo durante las horas de sol y prendía velas durante la noche. ¿Qué pasaría si las personas ajustaran sus horarios para hacer mejor uso de los días largos y a su vez, ahorraran grandes cantidades de sebo y cera?
A pesar de que Franklin publicó su idea en un artículo, no supo muy bien como ponerla en práctica y no fue sino hasta un siglo después que el horario de verano fue visto como una opción viable.
El inicio de la Primera Guerra Mundial forzó a muchos países a considerar medidas drásticas de corte de energía. Alemania aprobó el llamado tiempo de guerra en 1916 en un esfuerzo por preservar sus reservas de carbón. Inglaterra rápidamente siguió el ejemplo e introdujo el horario de verano británico en el que se movieron todos los relojes una hora de la hora del meridiano de Greenwich durante los meses de verano. En total, 31 países, incluyendo los Estados Unidos, comenzaron a cambiar sus relojes para hacer un mejor uso de las horas del día y preservar los recursos para la guerra. Después de la guerra, la mayoría de los países regresó al horario habitual.
Para la segunda Guerra Mundial 52 países ya cambiaban sus relojes adelantando una hora, algunos durante los meses de verano y otros durante todo el año.
A pesar de que algunos países como Estados Unidos siguieron adoptando esta medida durante los años siguientes, no fue sino hasta la década de 1970, con la crisis del petróleo, que los beneficios se dieron a conocer en un informe publicado por el Departamento de Transporte de Estados Unidos y la práctica se volvió habitual y se extendió a muchos países del mundo.
Actualmente, 86 países en todo el mundo aplican la misma medida para regular el ahorro de energía eléctrica.
**
Fuente: How Stuff Works