La ciencia detrás del hundimiento del Titanic Copiar al portapapeles
POR: Alejandra Almed
14 abril, 2020
En 1912, el Titanic se convirtió en «el objeto móvil más grande jamás creado»: un barco de 270 metros de longitud y 53 de altura, con un peso de unas 46,328 toneladas y que podía navegar a una velocidad máxima de unos 42 km por hora. A todo eso se le sumaba su publicidad que garantizaba un barco «insumergible »; ya todos sabemos cómo termina esta historia.
En la madrugada del 15 de abril de 1912, 5 días después de zarpar, el RMS Titanic, junto con más de 2000 pasajeros, se inmergió en el océano tras chocar con un iceberg. En 1987, 73 años después, fueron descubiertos los restos de este navío a 3,700 metros por debajo de la superficie. Tras analizar los residuos salieron a flote varios factores que ayudaron a comprender el trágico destino. ¿Se pudo haber evitado la tragedia?
Mala ruta, mal tiempo
La ruta trazada durante su viaje inaugural fue de Sauthampton, Inglaterra, a Nueva York, Estados Unidos. Esta travesía atravesaba la intersección de la Corriente del Golfo y la Corriente de Labrador, un lugar donde se congregan bastantes icebergs. Sin embargo, esto no era desconocido para el capitán del barco, Edward Smith, pues ya había tomado esa ruta varias veces con el transatlántico Olimpia, el barco gemelo del Titanic.
Según el escritor científico Richard Corfield, durante ese año el Golfo de México experimentó un verano inusualmente cálido, lo que pudo haber hecho la corriente del Golfo mucho más intensa. Se cree que en momentos en que la corriente más cálida y más intensa se cruzó con la Corriente de Labrador, que transporta glaciares en el Atlántico Norte, hizo que los icebergs se alinearan para formar una barrera de hielo, justo donde el gran barco chocó.
Así mismo, investigadores creen que la noche del desastre hubo una marea más alta de lo normal, lo que pudo haber dado mayor flotabilidad al iceberg para dirigirse más al sur, y cruzar en la ruta del Titanic.
La helada corriente del golfo de Labrador pudo haber jugado otro papel importante, según el historiador británico Tim Maltin. Las corrientes de aire pudieron haber creado capas de aire frio debajo de capas de aire más cálido, un fenómeno conocido como inversión térmica. Este efecto hace que la luz se refracte inusualmente, haciendo que los objetos aparezcan más cerca y más grande de lo que son realmente, creando un horizonte falso. El espejismo entre este horizonte falso y el real pudo haber impedido al observador ver el iceberg no antes de un km de distancia. Al mismo tiempo, el aire distorsionado pudo haber interrumpido las señales de las luces en clave morse entre el Titanic y el Californian, un barco que estaba cerca en ese preciso momento.
Una mala construcción
Según los hallazgos publicados en un articulo en la revista Physics World los remaches que unían el casco del barco no eran de buena calidad y no se habían insertado de manera uniforme. Esto pudo ocasionar que al momento del impacto saltaran los remaches y abrieran grietas en el casco. "Dado que el impacto fue en la proa de estribor y el impacto fue cerca de una costura de remaches, los remaches, en lugar de contener, contribuyeron al hundimiento del Titanic ".
El Titanic se construyó con 16 compartimentos separados por mamparos debajo de la línea de flotación. Los mamparos, al momento de sellarse mantienen a un barco a flote, incluso con tres o hasta cuatro compartimentos delanteros inundados. Nadie podía imaginar, en esa época, una tragedia que incluyera más de cuatro compartimentos inundados, pero desafortunadamente los malos remaches impulsaron a inundar hasta 6 compartimentos ocasionando que el peso partiera el navío en dos partes y terminará por hundir el barco por completo.
Error tras error de la tripulación.
La noche del 14 de de abril, el barco iba a toda velocidad, a pesar de estar cruzando por una área de icebergs. 20 minutos antes de la medianoche, el vigía, Frederich Fleer, advirtió la cercanía del iceberg apenas visible pues cabe mencionar que los binoculares en la zona de vigilancia brillaron por su ausencia.
Antes de impactar contra el iceberg el primer oficial ordenó que las hélices fueran en reversa, un grave error puesto que esto imposibilita la capacidad de dirigir un barco. Como el impacto apenas y se sintió los pasajeros, e incluso la tripulación, no actuaron al instante. El pánico no estalló y como se trataba de un barco de lujo, las advertencias y las medidas de seguridad fueron tomadas muy a la ligera.
Así mismo, los 20 botes salvavidas que llevaba el transatlántico no podían contener ni a la mitad de los pasajeros y durante la evacuación los salvavidas no iban ni a la mitad de su capacidad.
“Error tras error, se estaba destinando a la muerte a cientos de personas”