La deforestación amazónica en Brasil se redujo Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
20 mayo, 2024
Entre agosto de 2022 y julio de 2023 la deforestación en la Amazonía brasileña se redujo 21.8%. Así lo informó el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE).
En noviembre del periodo anterior se había pronosticado que la reducción en la deforestación sería de 22.3%. En ese mismo periodo el área deforestada fue de 9,064 kilómetros cuadrados, casi el doble del área del estado de Morelos.
La recuperación del Amazonas
Para monitorear la deforestación amazónica el INPE utiliza dos programas satelitales. Uno de ellos es Prodes que produce datos anuales de alta precisión con una calidad alta de imagen. El otro es Deter, que ofrece alertas diarias para apoyar a las agencias medioambientales y policiales.
Aunque es pronto para tener los datos de Prodes sobre los últimos meses, los datos de Deter son alentadores. Entre agosto de 2023 y abril de 2024 se redujo la deforestación amazónica en 55%, de acuerdo con Deter.
La deforestación de los últimos 12 meses mantiene la tasa más baja en los últimos 10 años. Además, en los dos estados que componen el bioma de tierras húmedas conocido como el Pantanal la deforestación se redujo en 9.2%.
No todos los anuncios son tan alentadores. El 8 de mayo el coordinador del programa Deter, Cláudio Almeida, anunció que en la sabana Cerrado la deforestación incrementó 27%. Esto en el periodo entre agosto de 2023 y abril de 2024, en comparación con los 12 meses anteriores.
“Queremos alcanzar resultados igualmente positivos para el Cerrado”, señala Marina Silva, quien es Ministra del Medio Ambiente en Brasil. También apunta que los resultados que se tienen hasta ahora acercan a Brasil a su objetivo de cero deforestación para 2030.
La promesa de recuperar la Amazonía
Durante el gobierno de Jair Bolsonaro aumentó la tala ilegal. Esto llevó a que la protección del Amazonas fuera una prioridad de campaña de Luiz Inácio Lula da Silva. El objetivo para 2023 es reducir la deforestación a cero.
Durante más de dos décadas la pérdida de áreas forestales fue uno de los mayores problemas para Brasil. A la tala ilegal se agregan los efectos del cambio climático.
Las sequías han sido un problema para el Amazonas, el río más caudaloso del mundo. La presencia desde 2023 del fenómeno “El Niño” agrava esta situación.
Entre 2019 y 2022, los años en que Bolsonaro gobernó Brasil, la situación de la Amazonia se volvió crítica. Esto llevó a la exigencia de políticas ambientales por parte de diferentes actores políticos, entre ellos Marina Silva.
Durante el primer año de gobierno de Lula se duplicó el número de inspectores ambientales en Brasil. Apenas corre el año 2024 y falta más de la mitad de la década para ver si se cumple el objetivo de cero deforestación para 2030. Mientras tanto, se perciben avances.