La deforestación del Amazonas continúa durante la cuarentena Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
28 mayo, 2020
Para este miércoles 27 de mayo de 2020 Brasil es el segundo país con mayor número de contagios por Covid-19, aún así la deforestación del Amazonas continúa a un ritmo acelerado. Los datos de la Universidad Johns Hopkins indican que la nación sudamericana ha confirmado 391,222 contagios, únicamente debajo de Estados Unidos en la lista de los más afectados. Ante este panorama las actividades económicas brasileñas tendrían que estar detenidas pero no ocurre así, por el contrario, quienes se dedican a la tala tienen un escenario favorecedor.
Menos supervisión, mayor área deforestada
2020 había comenzado con datos poco alentadores para la Amazonia. En el primer trimestre la deforestación aumentó 50% respecto al mismo periodo del año anterior, así lo reporta el Instituto Nacional de Investigación Especial brasileño (INPE). Para abril la situación empeoró.
Al comparar la deforestación de abril de 2019 con la ocurrida en 2020 se reconoce un incremento del 64%. El mes pasado Brasil perdió 405.6 kilómetros cuadrados de selva tropical. Para visualizarlo más fácilmente, la capital del Estado de México, Toluca, tiene un área similar (452.4 kilómetros cuadrados). En abril de 2020 Brasil perdió el equivalente en terreno a una de las ciudades más pobladas de México y el proceso de deforestación continúa.
Como medida para evitarlo se ha enviado a 3 mil soldados de las Fuerzas Armadas de Brasil al Amazonas. Esta medida no convence a quienes alertan sobre los riesgos para la Amazonia durante la cuarentena. La actual administración del presidente Jair Bolsonaro ha mostrado en distintas ocasiones su deseo de explotar el terreno amazónico para actividades agrícolas y ganaderas. En noviembre de 2019 se alcanzó el nivel más alto de deforestación en la última década.
Mientras los militares vigilan la zona los protectores habituales se debilitan. Varios fiscales dedicados a control de crímenes ambientales han caído enfermos. Por su parte los grupos indígenas que suelen proteger a la selva de la deforestación están inmovilizados. Al mismo tiempo el desempleo orilla a muchos a participar en la deforestación ilegal.
Desde el gobierno se protege oficialmente a la Amazonía con la presencia militar, aunque algunas de sus acciones fomentan la devastación. La Medida Provisional 910, mejor conocida como MP 910 promueve la invasión de terrenos controlados por el gobierno. Amparados en ella, los agricultores pueden ocupar hasta 2,500 hectáreas de reserva gubernamental para legalizar su explotación. Esta medida ha sido promovida por Jair Bolsonaro permite que los invasores sean dueños legales del terreno amazónico que han invadido.
Mientras los partidarios de la deforestación siguen activos, los protectores no logran seguirles el ritmo. La articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) registra hasta ahora 116 muertes y 800 contagios de Covid-19 entre sus colaboradores. Las áreas donde habitan los pueblos nativos están protegidas pero en este momento de confinamiento no son capaces de resguardar otros territorios.
La deforestación amazónica lleva ya una historia larga. Desde que el presidente actual de Brasil tomó el poder ha promovido políticas que permiten la destrucción forestal. Ante la presión internacional ha mostrado acciones de protección como el envío de tropas para combatir a los taladores ilegales pero desde la parte legal facilita que el proceso se magnifique.
La Amazonía ya estaba en riesgo y la cuarentena ha empeorado la situación. No es un problema que haya comenzado recientemente pero mientras los encargados de proteger a la selva se encuentran limitados por la cuarentena, sus destructores tienen cada vez más oportunidades. Mientras la mayoría de las actividades económicas sufren por el confinamiento, el territorio agrícola y ganadero brasileño es cada vez mayor y los compradores alrededor del mundo siguen consumiendo sus productos.