¡La fascinante vida de las profundidades del océano! Copiar al portapapeles
POR: ChemaTierra
7 marzo, 2021
Se conoce como “zona abisal” al área de los océanos que se encuentra entre los 3,000 y 6,000 metros de profundidad. En esta zona el ambiente es considerablemente frío (nunca supera los 4°C), la presión hidrostática es extremadamente elevada, existe una gran escasez de nutrientes y de oxigeno y carece completamente de luz. Ante estas características la idea de que algún ser vivo pudiera desarrollarse parecía imposible.
Hoy en día, con el desarrollo de la tecnología, los cientificos han podido asomarse a los fondos marinos y corroborar la presencia de una notable variedad de peces, invertebrados, bacterias y otros organismos que habitan la zona; todos ellos con características muy diferentes a los animales de la superficie.
Esto, más allá de sugerir que nuestro planeta aún posee cientos de rincones misteriosos e inexplorables, hace replantearnos la pregunta sobre la existencia de vida en otros lugares. Tal vez, la pregunta no sea si existen condiciones necesarias para el desarrollo de la vida, sino la existencia de organismos que hayan podido adaptarse a condiciones particulares.
El Rape Abisal
Tal es el caso de una especie conocida como rape abisal, el cual ronda los 2,000 metros de profundidad normalmente, aunque se le ha visto nadando a profundidades heladas y extremas de 5,000 metros.
El rasgo más distintivo del rape se presenta solo en las hembras y es una protuberancia de la espina dorsal que escapa sobre sus bocas, como una caña de pescar. Su nombre en inglés significa pez pescador, Anglerfish. Esta caña la usa como una trampa luminosa para atraer a sus presas y poder atraparlas. Su boca es tan grande y su cuerpo tan maleable que es capaz de tragarse presas mucho más grandes, casi el doble de su tamaño.
El macho es más pequeño que la hembra. Este, en lugar de ese apéndice luminoso para sobrevivir en el vasto abismo, busca a una hembra para convertirse en un compañero parásito permanente. Cuando un rape macho encuentra a una hembra se acopla a ella con sus afilados dientes y con el tiempo llega a fundirse con ella. Conecta con su piel y flujo sanguíneo, e incluso pierde los ojos y todos los órganos internos menos los testículos.
Cada hembra puede llevar seis o más machos en su cuerpo.