La gran mancha roja de Júpiter no es la misma que se observó en el siglo XVII Copiar al portapapeles
POR: Luis Moctezuma
20 junio, 2024
En 1665 Giovanni Domenico Cassini observó una mancha en la superficie de Júpiter. Un estudio recientemente publicado por la revista científica Geophysical Research Letters hizo un seguimiento histórico y afirma que no es la misma gran mancha roja que se ve actualmente.
Los investigadores consultaron registros de observación de la mancha sobre la superficie de Júpiter que se han realizado desde el siglo XVII. También se recurrió a modelos sobre la longevidad y la naturaleza de este fenómeno.
Distintas manchas sobre un mismo gigante
Cassini le dio el nombre de “mancha permanente” a la que descubrió sobre la superficie de Júpiter. Hasta 1713 distintos astrónomos observaron aquella mancha descubierta por Cassini. Las menciones a una mancha sobre la superficie del mayor planeta del sistema solar desaparecieron por más de un siglo.
A partir de 1831 comenzaron a aparecer nuevas observaciones de una mancha sobre Júpiter. Esta tiene una forma ovalada y oscura. Se ubica a la misma latitud que la mancha observada por Cassini.
La mancha roja es visible incluso con telescopios pequeños. Los huecos temporales en los registros de observación han fomentado un debate sobre ella en la comunidad astronómica.
La actual gran mancha roja de Júpiter es un vórtice masivo atmosférico, el más grande que se conoce en el Sistema Solar. Parece haberse formado por una inestabilidad en los intensos vientos atmosféricos del gigante gaseoso, lo que produjo una célula atmosférica grande y persistente, de acuerdo con el estudio.
Los vientos de sus bordes exteriores soplan a 450 kilómetros por hora. El color rojo que la caracteriza tiene su origen en las reacciones químicas en la atmósfera joviana. Esta mancha crea un contraste con otras nubes pálidas de Júpiter.
“De las mediciones de tamaños y movimientos, deducimos que es altamente improbable que la Gran Mancha Roja actual fuera el 'Punto Permanente' observado por Cassini”, explica en un comunicado Agustín Sánchez-Lavega, quien aparece como primer firmante del estudio.
“La 'Mancha Permanente' probablemente desapareció en algún momento entre mediados de los siglos XVIII y XIX, en cuyo caso ahora podemos decir que la longevidad de la Mancha Roja supera los 190 años”, agrega Sánchez-Lavega, quien es científico planetario en la Universidad del País Vasco en Bilbao, España.
Los investigadores usaron los datos históricos a partir de la mitad del siglo XVII para analizar los cambios que ha sufrido la mancha de Júpiter. Sus criterios de comparación fueron el tamaño, la estructura y su ubicación.
La mancha roja de 1879 medía aproximadamente 39,000 kilómetros en su eje mayor. Con el tiempo se ha ido reduciendo y actualmente tiene un diámetro de 14,000 kilómetros. Con el tiempo ha dejado su forma ovalada para redondearse.
Desde la década de los 70 del siglo XX distintas misiones espaciales han visitado Júpiter, lo que ha permitido obtener datos para el estudio de la gran mancha roja. Recientemente los instrumentos de la misión Juno revelaron que la gran mancha roja es poco profunda y delgada; este detalle permite a los científicos explorar las posibilidades de su formación.
Los investigadores consideraron dos posibilidades para la formación de la gran mancha roja. Para ponerlas a prueba se recurrió a simulaciones con un par de modelos de comportamiento de vórtices en la atmósfera joviana.
Una de las posibilidades es que la mancha se haya formado como resultado de una tormenta supergigante, algo parecido a lo que ocurre con Saturno. También pudo surgir por la fusión de varios vórtices pequeños producidos por la cizalladura de viento que tenían corrientes paralelas entre sí con una latitud alterna. La última de las opciones es que una inestabilidad en el viento haya producido una célula atmosférica alargada.
Los resultados indican que los dos primeros casos no coinciden con la forma y las propiedades dinámicas de la gran mancha roja actual. Esto deja a la tercera alternativa como la más viable.
La célula de inestabilidad en el viento sería capaz de formar esa gran mancha roja observada a finales del siglo XIX. Posteriormente habría reducido su tamaño y tendría una rotación rápida. Este mecanismo de formación se observa en otros grandes vórtices de Júpiter.
Los investigadores señalan que el estudio de la gran mancha roja a lo largo del tiempo podrá explicar los mecanismos que permiten su relativa estabilidad. También quieren saber si existe un límite mínimo de tamaño donde se estabilizará o si desaparecerá como pudo haber ocurrido con la que observó Cassini en el siglo XVII.